Akelarre - Pablo Agüero

Título original: Akelarre

Año: 2020
Duración: 90 min.
País: España

Dirección: Pablo Agüero
Guion: Pablo Agüero, Katell Guillou
Música: Maite Arrotajauregi, Aránzazu Calleja
Fotografía: Javier Agirre Erauso
Reparto: Amaia Aberasturi, Àlex Brendemühl, Daniel Fanego, Daniel Chamorro, Iñigo de la Iglesia, Yune Nogueiras, Asier Oruesagasti, Elena Uriz, Garazi Urkola, Jone Laspiur, Irati Saez de Urabain, Lorea Ibarra
Productora: Coproducción España-Argentina-Francia; Sorgin Films, Tita Productions, Kowalski Films, Lamia Producciones, La Fidèle Production

"Akelarre" nos lleva a 1609, a una remota aldea de pescadores de tierras vascas. Durante la ausencia de los hombres, llegará al lugar el tribunal que, amparado por el Rey y la iglesia, busca purificar la zona de influencias diabólicas. Acusarán a un grupo de adolescentes de brujería, y, tras encerrarlas, tratarán de que confiesen, con detalle, los ritos de comunión con el diablo, en el temido Akelarre. 

Pablo Agüero, aquel que fuera responsable de la visualmente poderosa "Eva No Duerme" (con la que, al igual que con "Akelarre", compitió en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián), se inspira en cruentos hechos reales para traernos esta película, que tiñe con su saber hacer, en una suerte de fábula misteriosa que denuncia el poder conquistador de la religión y reivindica la fuerza de la mujer y cómo esta se multiplica cuando se torna sororidad. 

El film tiene dos partes claramente diferenciadas. En primera instancia, la presentación de personajes y hechos, y, tras ella, el encierro, interrogatorio y climax final. En su primera mitad el film resulta discreto y esconde más de una interpretación y situación cuestionable, pero una vez despega en su segunda mitad, todo queda perdonado por la fuerza que adquieren sus escenas y protagonistas, avanzando, en una maligna espiral, hacia su potentísimo desenlace. 

Pablo Agüero, como ya nos demostró con "Eva No Duerme", es un poderoso creador de atmósferas, y en "Akelarre" vuelve a reafirmar su talento con diversas escenas en que la música, el sonido, la danza de las llamas, las luces, las sombras, los cuerpos... se alzan como elementos que tejen un tapiz entre la realidad y la pesadilla que hipnotiza la mirada y capta todos nuestros sentidos. 

Con todo ello estamos ante una película, que si bien no es perfecta y tiene muchos elementos mejorables, sobre todo en su primera mitad, conquista con sus ideas, su tono y su fuerza visual.