Valoración: 5/10
Dead Sushi, de Noburu Iguchi representa otra vuelta de
tuerca a la ya variada y surrealista lista de títulos que pueblan su
filmografía como director, como Karate Robo Zaborgar, Robeisha, Zombie Ass,etc.
Su maestría y particular sello personal le han hecho un hito del género y
gracias a ello producciones como esta se han abierto un hueco (y fidelizado a
un público) en festivales como Sitges o la Semana de Cine Fantástico y de
Terror de San Sebastián.
“Dead Sushi” nos cuenta la historia de una joven que,
incapaz de seguir los pasos de su padre, un maestro del arte del Sushi, se ve
forzada a trabajar en unas termas. En ese lugar se dan reunión altos ejecutivos
de diversas empresas para disfrutar de la gastronomía y la femenina compañía.
Pero la visita de uno de los grupos hará que se desate la tragedia, pues uno de
sus antiguos investigadores, presto a obrar su personal vendetta, inyectará en
el pescado una sustancia que hará que cobre voraz vida y que mute atacando a
cuantos halle a su paso transformándolos este sushi asesino en verdaderos
zombies hambrientos de carne humana…
Fiel a su estilo hilarante y excesivo, Noburu Iguchi
satura la pantalla con sus criaturas de loca pesadilla, pedazos de sushi
dentados, voladores, que cual critters del oriente persiguen a los personajes
de esta desternillante película. Los efectos especiales distan de buscar
realismo y perfección, se regodean incluso de su propia carencia de calidad y
subrayan, mezclados con la temática surreal de la propuesta, el carácter cómico
de la misma y buscan y consiguen la carcajada de la audiencia. Tras este festín
visual de gore e imaginación desbordada, danzan los protagonistas del film, Asami,
Rina Takeda y Yuya Ishikaura, histriónicos, sobreactuados, exagerados,
adecuados al tono y carácter que tanto esta película, como las habituales del
director, tienen.
En conclusión, una comedia extrema no apta para todos los
públicos pero que hará las delicias de los adeptos al cine de un director tan
particular. Divertida para ver entre amigos (y cervezas a poder ser) y reír con
y de ella como el mismo Noburu hace.
-Enoch-