Valoración: 6/10
Yuki & Nina
Murakami mon amour
Francia y Japón: Dos culturas separadas por la distancia a las que une un vínculo amoroso. En las últimas décadas ambos países han mantenido una relación de mutua fascinación, reciprocidad que ha dado unos cuantos frutos notables en el terreno cinematográfico. Nobuhiro Suwa es con mucho uno de los cineastas japoneses modernos que más ha cultivado éste contacto con el país galo. No es casualidad que fuera él quien volviera a revisitar un película tan emblemática en éste campo como lo es Hiroshima mon amour. En esta ocasión Suwa se ha alíado con el actor Hippolyte Girardot -al que ya dirigió en su fragmento de la ecléctica Paris je t'aime- para narrarnos una pequeña historia sobre el destino de dos niñas.
Noë Sampy y Arielle Moutel dan vida a Yuki y Nina, dos amigas inseparables que ven peligrar su relación cuando los padres de Yuki (Tsuyu Shimizu y el propio Girardot) deciden separarse. Las pequeñas idearán entonces diversos planes con el fin de evitar que Yuki se vaya con su madre a Japón. El gran problema del film es que durante gran parte del metraje no ocurre absolutamente nada más. El realizador de H Story parece haber heredado de Resnais un gusto por la pausa que sumar al tradicional afán contemplativo del cine japonés. Suwa capta a la perfección la cotidianeidad de las dos pequeñas en sus juegos, discusiones e inventivas y no se puede negar el fantástico naturalismo que impregna toda su película, pero no es menos cierto que otros autores han conseguido retratar estos temas de un modo menos tedioso. Ahí queda como amargo recordatorio el Dare mo shiranai de su compatriota Hirokazu Koreeda, un film igualmente suspendido, rodado casi en clave documental, pero que sin embargo no arrastra tras de si la misma lacra.
Es en el último tramo, cuando el espectador poco paciente ha perdido ya casi todo el interés, cuando la película se adentra en un terreno diferente. La catarsis de Yuki en su viaje a través de la naturaleza nos adentra en un universo imaginativo en el que la historia encuentra por fin su metáfora. La figura del bosque, profundamente enraizada en la cultura japonesa, asume una función de puerta a otro mundo en el que pasado y futuro se fusionan. Es un viaje iniciático hacia otra realidad del cual la protagonista vuelve cambiada, asumiendo que existe otra vida posible en ese destino que tanto ha rehuido. Encontramos aquí la sombra de muchas producciones niponas tales como la animada Heisei tanuki gassen pompoko de Isao Takahata, El bosque del luto de Naomi Kawase y sobre todo un poderoso eco a Haruki Murakami y su novela Kafka en la orilla.
Uno entiende perfectamente por qué esta película en clave de arte y ensayo camuflado ha gustado tanto en la Quincena de los Realizadores de Cannes. El tándem Suwa & Girardot ha cristalizado en un rodaje a medio camino entre dos continentes libre de ataduras y completamente atípico. En éste ambiente de improvisación la autoría del film se diluye, aunque podemos conjeturar perfectamente quién se ha encargado de cada cosa. La cinematografía hiperrealista del film acerca la cámara a la altura de las niñas protagonistas, recurriendo siempre a una fotografía en extremo nítida y usando planos fijos que dejan en última instancia al silencio como narrador. Solo en el tramo del bosque se permite el director jugar con el estilismo lírico propio de su nacionalidad.
Resultará difícil encontrar una salida comercial a ésta película más allá de los festivales internacionales y las escuelas de cine. Como toda obra experimental, Yuki & Nina es una propuesta que ha de verse necesariamente con un espíritu abierto ya que su narrativa congelada no es apta para todo el mundo. Aunque interesante, el trabajo de Suwa y Girardot plantea una mixtura de culturas y autores no del todo bien resuelta que hubiera funcionado mucho mejor en forma de corto. Y es que el aburrimiento en el cine siempre ha de tener una buena excusa detrás. En éste caso, la de la experimentación no es suficiente.
Keichi
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