jueves, 28 de junio de 2012

Sombras Malditas - El Paraíso Prohibido (I)


CAPITULO 1


AERYN

Bajo un cielo cuajado de estrellas, la noche bulle repleta de vida y sonidos. Salgo a oscuras de mi cabaña y dejo que la negrura me abrace susurrándome con sus mil voces los secretos nocturnos del bosque que me acoge. He llegado al claro de las brujas -a mi claro, supongo, si he de hacer caso a los que así me llaman- y me siento en el suelo dejando que mi falda se extienda como un manto que no tarda en llenarse de pequeñas vidas curiosas....

Es la hora de las criaturas, de los seres heridos e indefensos, de los que moran en la sombra. Acuden a mí dañados, dolientes, moribundos, y buscan en mis manos el contacto que ha de remediar o poner fin a su dolor. Soy vida y soy muerte, soy una sombra más, un ser oscuro que destila luz a través de sus dedos y sus ojos y sus labios y su piel. Soy la mortal que no puede morir, soy la maldita, la mujer sin alma que habita en el bosque de los ángeles de piedra... soy el silencio.



TARANIS

El sol muere, sangra sobre el horizonte... Espera su amante, fría luna de invierno, presta, oculta entre los ya sombríos árboles, para dar la bienvenida al reino de la oscuridad, de la noche, para entregar su gélida caricia a sus criaturas condenadas en su despertar...

Quedan atrás las diarias pesadillas, los sueños de sangre y culpa, los gritos de unas víctimas nunca olvidadas que se hacen susurro quedando a mi espalda, ahogándose en el ardor guerrero del mar, como queda atrás mi hogar, mientras camino... Lentamente, hundidas las manos en mis rasgados bolsillos, ocultas, como lo está mi esperanza, viajan mis pasos al encuentro del lunar manto, el níveo resplandor que busco, que me busca y halla filtrándose ya entre las ramas, dotando de brillo y vida las feroces miradas que me esperan, ocultas, entre troncos de centenario grosor, los lobos, mis lobos.

Detengo mi caminar mientras sus figuras se perfilan entre las brumas, mientras, uno a uno, dan un paso al frente en solemne saludo. Se inclina mi rostro en silenciosa reverencia, bienvenida, agradecimiento por su compañía, la única que puedo y quiero permitirme.

Pausadamente, unas sombras más oscuras que la misma nocturna tiniebla se despliegan a mi espalda, se extiende el estigma de mi condición en silencioso susurro, fundido con la voz calma de la noche, respirando el mismo aire, mecidas con el mismo viento invernal, danzando al ritmo mismo de las hojas que nos ocultan de toda luz, de toda mirada... Cobran vida, exhalan su invisible presencia en un vívido batir que me impulsa hacia adelante, que despega mis pies del beso de la tierra húmeda y me lanza a través de los bosques...



Corren, corren ellos, los lobos, junto a mí, uniéndose más y más letales criaturas que acompañan mi carrera, mi escapada hacia ninguna parte. Busca, busca mi mirada unos ojos, los ojos de aquel que me observa en cada sueño, aquel que ostenta el conocimiento, aquel que me fascina, aquel al que temo... ¿dónde estás, señor del misterio, criatura sabia, encantada? ¿eres tú, lobo de mis pesadillas, real? ¿eres tú mi muerte, eres tú mi redención? Dónde estás...




AERYN

Es una sombra, sólo una sombra con la cual juega la tarde que muere, dibujando fantasmas enormes en sus muros de piedra... un escalofrío me ha recorrido al verla y me he envuelto apretadamente en mi chal gastado buscando el calor perdido. Eso es lo que me repito desde hace unas noches, desde la noche en la que surgió, de la bruma y la oscuridad, la nueva manada. No han intentado establecer contacto con mis lobos, y Shadow afirma que han fijado su territorio de caza en otro lugar, lo cual no tiene sentido... ¿qué les trae aquí, entonces? ¿Qué buscan o a quién siguen? Conozco la respuesta y me da miedo formular la pregunta. Las sombras mueren con la última luz, pero ésta se mueve sobre las rocas, entre las ruinas, rodeado de los aullidos lastimeros de esas criaturas de la noche que parecen increpar al cielo implorando el fin de su agonía.

Oírlos duele; sus gritos nocturnos traen lágrimas y angustia a mi pecho y no comprendo el motivo, pero me aterroriza regresar a esas piedras que eran mi refugio, mi hogar seguro cuando las cosas se ponían difíciles con las gentes del pueblo. He cesado mis paseos porque él los ha comenzado. He dejado de contemplar las olas rompiendo contra las rocas porque sus manos se alzan en medio de la niebla y parecen desatar tormentas elevando las rompientes hasta las mismas ruinas. Me escondo en los límites del bosque y espío tras un árbol sus movimientos, siempre lentos, como si el peso del mundo viajase sobre sus hombros, y sin embargo, sus pies apenas parecen tocar el suelo. Él trae la oscuridad, un manto brumoso le envuelve y los lobos le rodean, volviendo atrás en sus cortas carreras, moviéndose a su alrededor como guardianes de las sombras. He escuchado sus gritos, rugidos feroces e ininteligibles dirigidos a los cielos, maldiciones o lamentos, no lo sé, súplicas o amenazas... sean lo que sean, las sombras no hablan, me repito; los fantasmas no corren en la noche con los lobos abandonando las ruinas que los cobijan. De lo contrario, todo lo que creo saber, cada historia que he escuchado y memorizado de los ancianos a lo largo de mi vida, serán puras falacias, cuentos inútiles para contar al amor de la lumbre y asustar a los niños.

No hay refugio esta noche para nada ni para nadie, pero los demás no lo ven, no me creen, no quieren creerlo y yo envidio su ignorancia, su capacidad de seguir adelante con sus vidas a pesar de que todo ha cambiado hoy.
Los lobos lloran, aúllan doliéndose de la agonía de otro ser que los reúne, noche tras noche, en las antiguas ruinas. El mal avanza, inexorable, desde el mar hasta lo más profundo de los bosques, cubriéndolo todo como la bruma cubre los páramos al llegar la oscuridad. 

Y el mal es suyo, proviene de él o le acompaña, no sabría decirlo. Ni siquiera puedo darle un nombre, yo, que he nombrado a cada criatura, que he designado con dulces cadencias cada árbol y cada arbusto de estas tierras. Ojalá fuese cierto el temor de las gentes, ojalá la brujería fuese mi talento para poder conjurar protecciones, hechizos, pócimas que me alejasen de esta presencia que se apodera de todo con la prepotencia de un dios, con la superioridad que te da la indiferencia... ha salido a cazar esta noche y no es carne lo que busca. Me he refugiado tras la frágil puerta de mi cabaña en un inútil intento de espantar el miedo... desearía reunir en torno a mí a todos y cada uno de mis amigos, a los animales que constituyen mi única compañía, pero sólo Shadow permanece fiel a mis pies, velando por mi seguridad, gruñendo a la noche que se insinúa bajo la puerta y a través de las grietas de la madera; dentro, todas mis velas encendidas, el fuego del hogar, cualquier cosa que me permita ahuyentar las sombras... ¡Ojalá los lobos dejasen de aullar! Ojalá no tuviese que abrazar a mi lobo, acallando mis sollozos aferrada a su lomo, para evitar salir en su busca, porque una parte de mí, algo muy dentro de mi pecho, me dice que es él el que buscaban mis ojos cada atardecer escudriñando el horizonte, más allá del mar revuelto que salpicaba mi rostro en los acantilados; porque algo en mí necesita salir a su encuentro y eso me llena de pavor...


TARANIS

Desgarra el sol la vida iluminando el nacimiento de un nuevo día en un pálido horizonte más allá de donde la vista alcanza. Es hora de regresar al hogar, al escondite, mi guarida.
Los lobos se dispersan, se pierden entre las agonizontes sombras, desaparecen en la espesura en absoluto silencio, mientras, de nuevo, solo, vuelvo a la fortaleza subterránea que oculta y protege mi existencia durante las horas en que abandono la consciencia, la realidad.

Recuerdo la sombra entre los árboles, un suspiro del viento, quizás un recuerdo hecho esquiva figura humana desapareciendo en las brumas envuelta en escarlata terciopelo, perdiéndose en un remolino de dorados cabellos...
Quizás el deseo, el anhelo de una rota soledad dibuje fantasías, espejismos en mi mirada... Quizás el hambre de la bestia, la necesidad y el desespero den forma a mentiras hechas sombras ante mis ojos... Quizás... Quizás...

Camino, camino de nuevo perdiéndome en las brumas, camino, camino de nuevo... hacia ninguna parte.
Recorren mis pasos las ruinas entre las que sólo el viento susurra. En este amanecer, incluso las aves marinas parecen aún dormir, hasta el océano mismo, en su calma parece plácidamente soñar acunado por sus mareas... todo es quietud y es hora de sumarse a ella en pos de la prohibida paz, de la suspensión del tiempo hecho sueño.

Buscan mis manos entre las rocas, accionan mis hábiles dedos el mecanismo que revela la entrada al secreto complejo subterráneo que es mi morada, oculta a cualquier mirada indiscreta y tan valiente como para aventurarse a estos recónditos parajes.
Bosteza la roca cerrándose a mi espalda mientras desciendo las húmedas escaleras sumiéndome en la más absoluta e impenetrable negrura y frialdad, de nuevo en la nada, en la eterna noche, el corazón de la tierra.
Apenas requiere un pensamiento prender las llamas que cobran tililante vida en las antorchas que penden de los muros desnudos, fuego que guía mi camino hacia el lugar de descanso, fuego que nace orientando mi caminar, fuego que muere tras de mí deborado por la tiniebla a mi paso...

Sé que pronto el dolor instalado en mi alma, oculto en el rincón más oscuro del voluntario olvido desplegará sus garras para desgarrar mi carne, lo espiritual se hará físico y el sufrimiento será corpóreo y terrenal... sé que pronto el depredador regresará, que mi voluntad, mi resistencia, mi lucha, será una vez más... inútil.
El tiempo se acerca, el momento en que mis tambaleantes pies habrán de cruzar bosques, senderos y acantilados para aproximarme a un mundo, a una humanidad ajena al conocimiento de mi existencia, del ser más allá de la razón, de la explicación y la realidad que se oculta allá donde no se aventuran, en lo más profundo de la salvaje naturaleza. El tiempo se acaba, el dolor regresa y sólo con la vida ajena podré paliarlo...
No hay lágrimas, no hay muecas dolientes en mi rostro, no hay brillo en mi mirada perdida... Frío, muerto en vida, si es que tal concepto es posible en una existencia que es eternidad... mas consciente de la inevitabilidad de mi condena, su condena.

Permanezco unos instantes de pie, observando a través de una abertura en la roca, rostro del acantilado, el nuevo día, dando la bienvenida a una vida, a un despertar, a una existencia que no es propia, a un mundo para el que soy un extraño.

Pero todo se nubla, todo contorno se torna amorfa aberración en mi mirada en el instante mismo en que el dolor renace atronador y aterrador en mi interior... Asen mis brazos, inútiles, mi torso... Gritan mis labios un alarido de silencio mientras cae mi cuerpo sobre el colchón presa de sobrehumana agonía...
Doblado, acurrucado sobre mí mismo, sobre un cuerpo hecho tortura que me es tan propio como ajeno, aprieto mis párpados omitiendo un mundo que ya no puedo ver, despliego mis celestiales extremidades envolviendo todo mi ser... Pero en este amanecer, son cuchillas las plumas y de sangre el río de visiones que me arrastra, bañado en dolor, hacia el reino de los sueños. El depredador se acerca.




miércoles, 27 de junio de 2012

Sombras Malditas - El Paraíso Prohibido (Prólogo)



TARANIS

Acantilados, gigantes de roca que, como yo, observan impasibles el paso del tiempo. Murallas de fría inaccesibilidad, impasibles a los elementos, inamovibles, desafiantes.
Fronteras entre vida y fría muerte en los brazos del gélido océano en estas tierras norteñas que son, en mi secreta existencia, mi hogar. Línea surcada por aquellas almas cuyo hálito de vida, la esperanza, es sesgada por los vientos de la desgracia y se entregan a la nada.

Remanso de paz de mi lento caminar donde abandonar mis retóricos ruegos, mis preguntas sin respuesta, mis gritos e imprecaciones, mis súplicas a un océano, a un cielo de grises nubes que oculta el rostro de quien me negó su gracia y firmó mi destino, mi destierro.

En tantas ocasiones, anclados mis pies en precario equilibrio sobre el borde mismo del vacío, dejando que el rumor de las olas se funda en lúgubre sinfonía con mi desgarrado grito interior, me permito ser parte de ellos, una roca inmortal más de los acantilados, de los mortales abismos… Aguardando, rogando en desesperanzado silencio, quietud y oscuridad que una ola del destino, como tantas otras que a lo largo de los siglos han bañado mi fría piel y perdido su fuerza y vida víctimas de mis mortales aristas, tan sólo una ,haga mella en mí, inunde las grietas de una vida no vivida y quiebre mi inmutable nada, mi baldía eternidad… espero, espero, quizás a un ser más allá de la razón, quizás a la propia muerte…

Espero.. roca entre las rocas… y susurro… “ ¿Dónde Estás?.“

Los párpados se apagan. La quietud, hermetismo y seguridad de mi morada subterránea, mi refugio, me esconden de cualquier mirada, no existo, sólo soy un latido apagado en el corazón de la misma roca.

El batir de las olas, metros bajo mi yacente presencia, mece mi inconsciencia. El incesante ulular de las marítimas aves arremolinadas en torno a la gran roca irreverente, o refugiadas entre los muros que nos esconden escapando del gélido viento, me acunan hacia un reino más allá de la realidad.

El cerrar de mis ojos, el abandono de todo pensamiento, disuelve el mundo tangible a mi alrededor, lejos quedan los sonidos, el habitáculo que me alberga… y caigo, caigo hacia el rugir de las aguas, iracundas, aguas rojas, de pura sangre que me reciben exhalando su triunfo en macabras carcajadas.

Manos invisibles arrastran un cuerpo sobre el que no tengo control, mi cuerpo, río arriba…
No hay rastro del monarca del onírico reino, Morfeo niega su gracia a los condenados… Bien pudiera ser en su lugar Caronte arrebatando mi alma, y satisfecho pagaría cualquier precio para que así fuera, y en sueños, o realidad, me condujera a la orilla más allá de la terrenal vida. Pero no, no es Morfeo, no es Caronte… es mi propia mente, mi propia memoria y las almas que en ella han quedado atrapadas a lo largo de mi sanguinolenta existencia.

Son ellos, mis recuerdos, mis víctimas… Mi culpa. Son ellos quienes, esta noche, como todas las noches, me susurran, me incriminan, ríen de mi desgracia y tratan de ahogarme en su propia sangre, hacerme sentir su propio dolor golpeándome contra cada roca, más y más profundo… mas no hay paz, sólo eterna tortura, no hay muerte, sólo eterno sufrimiento. Ahogado, Golpeado, condenadamente vivo.

Sólo una figura permanece en silencio observando al maldito, fluyendo con este río de muerte y destrucción. El lobo. Camina junto a la orilla, observa desde cada arista mi perdición, sabiduría infinita en su mirada… ¿Quién es? ¿Qué significa su presencia en este abismo de sinrazón?

Sé que despertaré, que la sangre que ahora me empapa no será sino sudor cuando, escupiendo un alarido, regrese al mundo tangible… tan seguro como sé que, una vez allí, seguiré escuchando sus risas, y su llanto. Otra vez.





martes, 19 de junio de 2012

Petición

Pediste mi mano
La corté y te la entregué
La rechazaste y escapaste
de mi lado.
Siento tomarme las cosas tan
al pie de la letra...
Pero no da para más
mi torpe cerebro.

Ahora tengo un garfio con el
que abro botellas.
Tengo un garfio con el que
me transporto por hilos metálicos.

Pediste mi mano
Y te la entregué,
Te dí lo que más quería
y escapaste dejándola
tirada en cualquier parte.

Dame hielo, dame algo que calme
mis sentimientos porque siento
que quiero hacer algo que no debo
y siempre acabo perdiendo otro
miembro importante de la secta
de mi ajado cuerpo y de mis
escasos sentimientos.


-N.o.E-

Ruinas del Pasado


Agua que moja mis labios secos,
sedientos de besos sinceros.
Me oculto tras los muros de mi guarida,
escondo tras el pelo mi cansado rostro.

Mirando a un pasado borroso repleto
de hermosos rostros.
Y miro a mi alrededor...
Ahora solo quedan escombros.


Hablando a mi reflejo me avergüenzo,
Hablando de algo que no tiene sentido
por el simple hecho de oír una voz
ante el abrumador silencio que reina
en la habitación.


-N.o.E-

Blindaje


Lejos de tí te acercas más a mí
Libres de todo concepto aceptado
como correcto.
Un secreto que se grita en silencio
Unos ojos extraños observan tras
los focos del vacío escenario.

Cortan las tijeras la cuerda del
ahorcado que cuelga de tus párpados.
Ojos claros, un punto negro que
contrasta con todo lo que conocemos.

Lejos...
Cada día el caos nos hace acercarnos
Cada día el destino nos ha separado
No me hicieron para atarme como a
un caballo domesticado.
Ojos negros, y el vacío en el centro
que arrasa con todo lo que conocemos.


-N-o.E-

viernes, 15 de junio de 2012

The Orphan Killer


Valoración: 4/10

Matt Farnsworth vuelve a ponerse tras las cámaras para vivitar el género del slasher de la mano de Diane Foster (su mujer y también protagonista, como en este, de su anterior trabajo “Iowa”) que participa no sólo encarnando a la heroína de la película, sino también en la producción.

“The Orphan Killer” nos narra la historia que nace con dos niños, dos hermanos que sufren la violencia en primera persona siendo testigos del violento asesinato de sus progenitores. Tras este fatídico hecho ambos son internados en un orfanato y el destino separará sus caminos. Ella será adoptada y entrará en un pacífico y amante entorno, él permanecerá entre los muros de lo que es su prisión, sufriendo maltratos y gestando el monstruo en su interior que llegado el momento oportuno se alzará clamando venganza…

El film, un producto de bajo presupuesto (factor que no trata de ocultar ni disfrazar con falsas pretensiones), recurre a las fórmulas y tópicos de un tipo de cine explotado hasta la saciedad (recordemos las sagas de Viernes XIII, Halloween, La Matanza de Texas…etc) con un asesino atormentado por un pasado oscuro, escondido tras una máscara, que masacrará a buena parte del reparto en ingentes baños de sangre y casquería en un entorno decadente, sucio…. Si bien el carnicero en cuestión está dotado de una personalidad diferenciada y propia, y la heroína de turno hace un trabajo de más calidad de la augurada en principio, la fórmula no acaba de cuajar lastrada por una puesta en escena, y, sobre todo, un guión que no la sacan de una presupuesta y confirmada mediocridad transformándola en un producto de consumo para concretas situaciones (visionado con amigos, cervezas y juerga indispensable) y rápidamente olvidable.

La película fue proyectada en la edición 2011 de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, y si bien el pase fue uno de los más aclamados por la diversión, locura y delirio en la sala entre gritos y risas, cómplices con su director, actriz y asesino (quien no dio un momento de respiro a los habitantes del teatro) a la hora de obtener la valoración de la votación del público su resultado fue fallido. ¿Por qué? Entiendo que se trasluce que es una película realizada por un grupo de personas que ama el género para los fans que lo adoran y la conexión se produce… pero sin embargo y en honor a la justicia, su falta de una mayor calidad derrumba las buenas intenciones.
Para pasar el rato, y sólo para fans de este tipo de cine, poco más.

-Enoch-

Araña


La araña se ha escondido
al encender la luz.
Ella corría en busca de un
cobijo, escondiéndose de
la luz que la delata.

La araña puede dormir
pero sale y me acompaña
de madrugada.

No tiene dueño,solo el instinto
la mueve, solo el instinto importa
en la noche cuando todo está oscuro
y el asesinato es una forma de
hacerse un sitio.

La araña desnuda corre y trepa,
mata y todo sigue igual que
al principio.
Duerme de día, sale de noche.
Salgo de noche y de día desearía
ser como la araña, dormir y soñar
con el siguiente asesinato en
el solitario cuarto.

Apago la luz y espero a que salga de nuevo
la araña que de madrugada me acompaña.

-N.o.E-

jueves, 14 de junio de 2012

Lobos de Arga (Game of Werewolves)


Valoración: 7/10

Juan Martínez Moreno (Un buen hombre”, “Dos tipos Duros”…) firma la dirección y el guión de esta divertida y fresca comedia terrorífica de sello nacional y que ha triunfado allá donde se ha presentado ganando la complicidad y sonrisa (sino carcajada) del público festival a festival, prueba de ello es que fue merecedora del galardón del público al mejor largometraje en la edición de la “Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián” de 2011.

“Lobos de Arga” nos cuenta la historia de Tomás (Gorka Otxoa), un escritor que regresa, tiempo después de haberlo abandonado, a su pueblo natal convencido de estar a punto de ser homenajeado. Mas no tardará en descubrirse cómo su presencia no responde a tal honor sino a la voluntad de los lugareños de terminar con una maldición que desde hace décadas les atormenta, un hombre lobo de cuya estirpe es Tomás el último descendiente. Sólo la muerte ritual del escritor puede liberarles, del mal que ya les asola, del mal aún peor que caería sobre ellos si el sacrificio no se consuma…

La película asienta sus pilares no sólo en lo efectivo de su vis cómica, sino en un notable cuidado del detalle en la totalidad de su producción. Unas interpretaciones capitaneadas por un Gorka Otxoa y un Carlos Areces que saben meterse al público en el bolsillo con pasmosa facilidad, amén de una galería de secundarios que dan veracidad al conjunto. Un diseño de producción, unas localizaciones acertadas, que nos ubican en unos lugares, unos escenarios con los que la empatía es inmediata. Unos efectos especiales cuya aparente artesanía traen a los amados clásicos del género a la memoria. Y finalmente, pero no menos importante, sino piedra angular que hace que todo el resto de elementos funcione, un guión ágil, divertido y ocurrente que engarza cada situación y engancha desde la primera a la última escena.

Un producto de primera, que si bien por su formato de “Comedia de Terror” no pasará a los anales del cine, a tener muy en cuenta por su buen hacer y al buen sentir que induce. Recomendable para pasar un buen rato con buen cine nacional.

-Enoch-

miércoles, 13 de junio de 2012

Dylan Dog: Los muertos de la noche (Dylan Dog: Dead of Night)


Valoración: 5/10

Kevin Munroe, el que fuera director de “Tortugas Ninja, Jovenes Mutantes” firma esta adaptación al celuloide de los cómics italianos de la década de los ochenta de Tiziano Sclavi.

La película nos cuenta las aventuras de un detective, que tras haber pertenecido a Scotland Yard, realiza ahora trabajos a título privado. Pero no es un detective cualquiera, sino un hombre que conoce todo lo que ocultan las sombras, todas las criaturas que conviven con los humanos, seres sobrenaturales de todo tipo que no pondrán fácil su trabajo.

Protagonizada por Brandon Rough (“Superman Returns”) en el papel del detective y Sam Huntington (“Casi Humanos”), correctos en sus papeles pero sin destacar sus interpretaciones, la película entretiene, se consume con facilidad, y con la misma premura se olvida.

¿Por qué? Quizás por su aspecto estético y argumental de film de segunda, por lo manido de sus bromas, por la sensación de “ya visto” en mil y una películas y series de televisión que han llegado por delante de ella creando escenarios donde vampiros, zombies, hombres lobo y todo tipo de criaturas conviven en un submundo oculto junto a los humanos… ya visto en el “qué” y ya visto en el “cómo”.

No encontrará el espectador un atisbo de originalidad ni de carácter propio en esta producción, y ese es su principal problema, puesto que los factores técnicos los aprueba (sin brillar en demasía) y su función de entretenimiento la cumple, pero lastra la película un guión que nada aporta y que si bien saca alguna sonrisa a lo largo de su metraje, no deja poso alguno en la retina ni mente de la audiencia.
Pasable a la vez que prescindible, para una tarde sin ganas de pensar y sin nada mejor que hacer.

-Enoch-