miércoles, 9 de febrero de 2011

Beowulf, del poéma épico al cine

         "Beowulf" es un poema que ha inspirado a directores de cine (tiene 3 adaptaciones cinematográficas) y artistas varios, un relato de las hazañas de un héroe que ha trascendido la historia...

Beowulf es un poema épico que fue escrito en inglés antiguo en verso aliterativo, con 3182 versos. El poema no tiene título en el manuscrito, pero se le ha llamado Beowulf desde principios del siglo XIX.
No se sabe exactamente cuando se redactó, se estima que fue en la primera mitad del siglo VIII. La acción que narra se sitúa en los siglos V-VI.
Tiene dos grandes partes: la primera sucede durante la juventud de Beowulf, y narra cómo acude en ayuda de los daneses o jutos, que sufrían los ataques de un gigante (Grendel), y tras matar a éste, se enfrenta a su madre; en la segunda parte Beowulf ya es el rey de los gautas y pelea hasta la muerte con un dragón.


UN HÉROE DE LAS FRÍAS TIERRAS DEL NORTE

Cuenta la historia que cierto día un héroe llegó del mar, siendo un bebé. Llegó a las costas flotando encima de un escudo.
Ese niño creció y se convirtió en un valiente guerrero, llegando a crear su propio reino que llegó a ser uno de los de mayor grandeza. Se le conoció por los nombres Sceaf (haz de paja) o Scyld (escudo).

A su muerte, después de que su reino creciera próspero y grandioso, le enviaron al mar de la misma manera en la que había llegado. Colocaron su cuerpo en una barca con preciosos tesoros y lo enviaron al mar sin rumbo, ondeando estandartes dorados, para desaparecer en el horizonte. Su nieto, Halfdan, continuó gobernando el reino con sabiduría.
Al fallecer éste, su hijo Rodgar, acompañado de una multitud de guerreros asentó su corte en el país Danés, donde mandó construir un soberbio palacio digno del gran reino que había construido su familia, al que llamó "Ciervo", porque desafiaba las tempestades con la cornamenta de sus almenas, sin miedo a los incendios, ni la codicia que despertaba tanta riqueza en aquel sitio. Todo era alegría en el castillo, pero pronto acabaría.

En las profundidades del pantano que se encontraba cerca del “Ciervo”, vivía el más horrible y gigantesco de los monstruos, Grendel, un increíble superviviente de los tiempos prehistóricos. Sediento de sangre y con deseos malvados, había visto erigirse la soberbia fortaleza tan desafiante para todos, y consideraba que ya era tiempo de comenzar la matanza.
Una noche, después de un alegre festín, yacían en la amplia sala los fuertes guerreros, sin imaginar que iban a ser presa del horror y la furia del terrible Grendel. Se acercó a los complacidos y exhaustos guerreros una maléfica garra que tomó a un par de ellos destrozándolos en el acto, pasando luego a matar brutalmente a otros ocho o diez de la misma sala, llevándose consigo uno.

Al día siguiente, pasó lo mismo. Y todas las noches del invierno fueron similares, hasta que ya casi no quedaban guerreros en el palacio, todos habían sido destrozados por el feroz Grendel. El rey estaba hundido en la desesperación de enfrentar un mal contra el que aparentemente nada podía hacerse. Ninguno de sus ruegos de ayuda había sido escuchado.
Las noticias de la tragedia que había acontecido en aquellas tierras habían viajado en todas direcciones, alcanzado el territorio de los Godos, donde reinaba Hugileik, de la estirpe del dios Danner. Ahí un guerrero sobresalía sobretodos, el sobrino del rey, el joven héroe Beowulf. Aquel guerrero había probado decenas de veces su valor y ferocidad. Beowulf se enteró de las tragedias ocurridas en "El Ciervo" y del terrible monstruo Grendel. Rápidamente corrió a donde se encontraba Hugileik y le pidió que lo dejara ir a aquellas tierras donde tendría una oportunidad de probar su fuerza contra un rival digno, además de socorrer a la diezmada estirpe de "El Ciervo. Hugileik aceptó y lo dejó ir, proveyéndole de todo lo necesario para realizar el viaje.
Beowulf escogió de entre todos a los doce más valientes guerreros para que le acompañaran en la difícil misión. El navío se dirigió rápidamente y el viaje se realizó sin contratiempos, pero apenas venía el desafío.
Al llegar Beowulf se presentó ante el rey Rodgar, quien estuvo muy agradecido de que finalmente sus plegarias hubiesen sido escuchadas. Beowluf, osado y valiente le expuso sus saludos al monarca y le dijo que tenía la intención de enfrentarse al mounstruo sin armas, únicamente con la fuerza de sus brazos, de la misma manera que aquella bestia había masacrado a incontables guerreros.


La noche no tardó en caer. Los guerreros que habían seguido al héroe, hacían guardia junto con él, sin embargo pronto cayeron rendidos por el cansancio.
Con paso lento y pesado, que daba una apariencia más grotesca y siniestra al terrible Grendel, se iba acercando a la sala. Entró y del primer zarpazo destrozó al guerrero que estaba más próximo a él, ahogando sus gritos de dolor, mientras desgarraba sus pobres miembros. Ya se acercaba al segundo cuando de pronto, sintió que un potente brazo que parecía más fuerte que el acero lo rodeó del cuello mientras una poderosa mano comenzaba a estrangularle. Sabía que el vengador de todos aquellos guerreros había llegado y quería saldar cuentas. Hubiera querido regresar a su tranquilo pantano o no haber salido, pero, los fuertes dedos que apretaban su cuello no se lo permitían. En su furia y aparatosa agonía Grendel lanzó un aterrador grito que despertó a todos en el palacio siendo los guerreros Godos los que valientemente corrieron a socorrer a su señor, dando golpes con sus espadas y mazas por todos lados, a la bestia. Más aquellos no sabían que Grendel estaba protegido por un hechizo que lo hacía inmune al acero, mas de bien poco le servía contra Beowulf quien con brutal furia, había conseguido arrancarle un brazo al engendro, que se desvanecía entre la débil luz del amanecer, herido de muerte.
Beowulf, feliz por la victoria y haber liberado al pueblo de los Daneses, así como mantenido el honor de los Godos, tomó el brazo de la bestia y lo clavó en la pared, para que cuando llegasen los Daneses, vieran enseguida la señal de la victoria.
Al ver el brazo de la bestia, los Daneses se sintieron como no se habían sentido en mucho tiempo, increíblemente felices por las noticias del éxito de Beowulf contra Grendel. Siguieron el rastro de sangre de la bestia que conducía al pantano donde rojas burbujas se veían subiendo hasta la superficie.
En la mañana, una alegre fiesta fue dada en honor del héroe Beowulf, quien se negó a pedir recompensa alguna al rey Rodgar, y disculpándose por no haber matado a la bestia directamente, pero asegurando su próxima muerte a causa de la mortal herida, a lo cual el monarca dio fuerte abrazo a Beowulf y decidió conmemorar su alianza y amistad regalándole un brazalete, con anillos dobles enlazados en oro y pedrería preciosa, en señal de agradecimiento y buenos deseo para ambos. Sin embargo el horror no había terminado. De nuevo los guerreros yacían cansados, sin armas y desprevenidos sin saber que la muerte rondaba sus cabezas......
Nimue

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