miércoles, 9 de febrero de 2011

La Cisterna Oscura de Istambul

 Quienes hayan estado en Istambul tal vez conozcan la Cisterna de Justiniano. Es una cisterna, un depósito de agua ...¡sí!. De la época bizantina ...pero un depósito de agua...."

Desde luego Santa Sofía es impresionante, la Mezquita Azul con unas vidrieras coloridas y abundantes que disfruté y aprecié con los rayos de sol iluminando su interior con caleidoscopios multicolores y sus más de 20000 azulejos que la componen: magnífica, La Mezquita de Soliman el Magnífico, el Bósforo, El Cuerno de Oro..... lo que queráis, pero como la Cisterna, por muy prosaico que parezca ...no.

Tal vez tenga algo que desentone y algo que falte pero que cada uno lo descubra por su cuenta. Aun así y a pesar de eso...

Cada columna de las 336 que la componen y sostienen su techo es de distinto grosor, de distintos materiales, casi cada una con el capitel decorado de distinta forma.Las dos Medusas, una inclinada y la otra boca abajo no se sabe porqué, que se bañan en sus doradas aguas, el frescor que acaricia y absorben sedientas las pieles sudorosas del exterior, hasta los peces de colores...

Me pareció que cada columna susurraba la historia de su vida, de cada patio , casa, palacio, templo o iglesia para donde fueron creadas. Las historias de sus expolios, las sombras de sus horrores, el periplo del viaje hasta donde estaban colocadas ahora...todo.

Todas cantaban calladamente al aire que habían respirado y con cada letra de su canto dejaban salir de sí mismas sus pensamientos, sus ideas, sus anhelos, sus esperanzas, sus miedos más íntimos, sus tristezas, sus risas o sus lágrimas.

Y, esas hadas o demonios de sus espíritus, creaban un ambiente dentro de la Cisterna sereno, sosegado, íntimo y refrescante, casi místico; Invitaba a sentarse, olvidarse del exterior, escuchar una música que oía aunque no sonaba, a dejarse invadir hasta saciarse de esa paz que han conseguido allí.

Han creado una CATEDRAL , con mayúsculas, con un misterio y una atmósfera propia como pocas que yo conozca. Esta catedral consiguió apoderarse de mi espíritu, sacarlo de mi interior , que aflorase y posarlo en la tersa superficie de sus aguas empapándose de paz.

Si visitáis Estambul no dejéis de verla porque, aunque no os despierte los mismos sentimientos que a mí, aunque sólo sean la mitad que los mios, merece la pena verla. Indiferentes no os va a dejar.
Runa

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