Valoración: 4/10
Hay un bicho en mi sopa
Hay que remontarse muy atrás en el tiempo, dentro del inabarcable género de las monster movies, para encontrar los orígenes de las no menos definidas películas de insectos gigantes. Fruto de mutaciones radioactivas o invasiones extraterrestres, las hordas de bichos asesinos vivieron su época dorada en la década de los cincuenta gracias a películas como La humanidad en peligro o Tarántula. Se fueron para no volver, porque cuando Paul Verhoeven sustituyó el tono apocalíptico de aquellas producciones por una ácida sátira antimilitarista dejó bien claro que algo había cambiado. Ya nadie se toma en serio a un escarabajo de diez metros de altura.
Aceptada esta premisa, Infestation tarda apenas unos minutos en arrancar. El irresponsable Cooper está a punto de ser despedido del trabajo cuando cae desmayado. Al despertar -cubierto por una espesa telaraña de carnavales- descubre que todos los trabajadores de su departamento han sufrido un trance similar y que un ejército de insectos hipervitaminados ha asaltado la ciudad con desconocidas intenciones. Poco a poco, el antiheroico protagonista conseguirá despertar a unos cuantos durmientes en su lucha por escapar a la invasión de los parásitos.
Al igual que Starship Troopers, Infestation huye del espíritu original de las películas de insectos gigantes, pero lo hace sin renunciar a la serie B que también caracterizaba a muchas de aquellas producciones. Ciertamente, los nuevos cineastas han convertido las historias de ciencia ficción clásicas en verdaderas comedias camp, al igual que ha sucedido con el vilipendiado género de los muertos vivientes. Lo cierto es que resulta casi indispensable referenciar a Arac Attack pero también a Zombies Party al hablar de esta película. Dicho de otro modo, cuando la consabida caspa sirve a la comedia suele ganar muchos enteros.
Aunque atolondrada en su desenlace, el director Kyle Rankin sabe dotar de ritmo a su película. Eso no quita para que el guión nazca con defecto. Su intrascendencia es una mera excusa para ensañarse con los monstruos y no hay ningún problema al respecto, pero esa idea no conjuga en absoluto con lo poco aprovechados que están algunos personajes. Lo cierto es que se echan en falta más gags como el del solipsista. Tratando de encajar en esta contradicción está el grupo de perdedores protagonistas, caricaturas no demasiado carismáticas que sostienen como buenamente pueden Christopher Marquette, el despelote de la rubia tonta de turno y sobre todo el veterano Ray Wise.
El film pone necesariamente todo su empeño en la recreación de los desagradables engendros que acosan a los protagonistas. No hay que desdeñar demasiado los efectos especiales que dan vida a los diferentes insectos, con esos fluidos blancos que surgen de sus entrañas cada vez que son abatidos. Es una lástima que toda esa falsa caspa que busca imitar a la peor serie B se revele auténtica por momentos en forma de escenarios digitales imposibles y poco trabajados, en concreto la colmena de insectos y su explosión pixelada. Y es que el bajo presupuesto del film se deja sentir en más de una ocasión.
Infestation aúna ciencia ficción, comedia y terror con resultados desiguales, dejando patente que aquellas viejas películas en blanco y negro no debían su genialidad a sus recursos técnicos sino a una comprensión de los mecanismos del género que esta otra parece obviar. Aunque entusiasmará sobremanera a los incondicionales de la comedia de terror palomitera, la película de Kyle Rankin es como un chiste malo, un producto menor indudablemente divertido pero que no da todo el juego que debiera. Su humor intrascendente funciona por momentos pero en ningún caso logra escapar a un omnipresente tufo a telefilm de usar y tirar. Ni falta que le hace.
Keichi
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