Valoración: 6/10
No conozco este techo
Quienquiera que sea el que esté leyendo esta crítica debería ser a la fuerza -en caso contrario ponga fin a la lectura- conocedor de Neon Genesis Evangelion, la serie de mechas del Estudio Gainax que después de 15 años sigue siendo el mejor exponente del anime de los noventa, a la que algunos consideran precursora de Perdidos por su sofisticación argumental y simbólica. Aún asumiendo que se es versado en la materia, lo cierto es que la cronología de Evangelion es tremendamente compleja: Un manga a cargo de Yoshiyuki Sadamoto, la serie propiamente dicha, con sus inacabables ediciones y relanzamientos, dos películas, varios videojuegos… Y lo que nos queda.
Vistas las cosas no es de extrañar que el padre de la serie, Hideaki Anno, haya querido darle otra vuelta de tuerca a su insigne creación con Rebuild of Evangelion, una nueva versión de la historia narrada en cuatro películas, de la que esta es la segunda y cuyas otras dos partes aún no han visto la luz. Pero si en el primer episodio, Evangelion 1.0: You Are (Not) Alone, las novedades eran bien pocas, Evangelion 2.0: You Can (Not) Advance empieza a dejar caer numerosas divergencias con respecto a la historia original, partiendo de una NERV antes de la llegada de Asuka para terminar dejándonos los ojos como platos. Algunos nos seguimos preguntando si Anno y sus ayudantes le daban -y le dan- a las drogas para idear semejantes tramas.
Podría decirse que esta nueva versión de Evangelion cuenta casi lo mismo pero acelerando e introduciendo algunos elementos completamente desconcertantes para el aficionado. También presenta a unos protagonistas menos introvertidos, perdiéndose así el complejo estudio de personajes y el drama psicológico que hacían de Evangelion algo más que una serie de robots con referencias judeo-cristianas y algo de fanservice disfrazado de erotismo. Eso si, Asuka sigue siendo igual de insoportable, aunque le hayan cambiado el apellido. Pero hay algo peor: sospechar que algunos cambios son una mera excusa para colarnos otra avalancha de figuras de colección, como es el caso de la nueva piloto del EVA-05.
La colaboración entre el Studio Khara y Gainax ha dado como fruto un apartado técnico espectacular que no renuncia al dibujo ni a los recursos del original. Los combates entre los Evangelions y los Ángeles dan a entender que la serie quería pero no podía ofrecer más espectacularidad, soltarse la melena como hicieron con el brutal combate de Asuka contra la Serie Eva en Death & Rebith. Si en las películas que reconstruían el final la gente exigió el Apocalipsis, ahora se suben las apuestas. Pero también aparecen esos emblemáticos momentos de introspección para desmarcarse en las diferencias, Shinji escapando del bucle de su walkman o Rei deteniendo el tortazo de Asuka en el ascensor. No cabe duda de que la película se gusta a si misma, luciendo su propia iconografía y jugando con los conocimientos del fan para subvertirlos.
Si la animación es intachable, tampoco es discutible la calidad de la música de Shiro Sagisu, a la que se ha dado una especial relevancia utilizando las viejas melodías de la serie y añadiendo algún que otro tema nuevo francamente sublime. No podía ser de otro modo. En cuanto a los seiyuus, seguimos contando con la presencia de las estrellas japonesas del doblaje y el J-Pop Megumi Ogata, Maaya Sakamoto y Megumi Hayashibara -quien también aporta una canción-, así como el resto del staff original.
Resulta complicado emitir un veredicto sobre este Rebuild of Evangelion, bien entendido que se trata de un producto destinado en exclusiva a los incondicionales de la serie. Incluso cabe preguntarse hasta qué punto era necesario volver a contar y actualizar una historia como esta si no es para acrecentar las arcas personales de Hideaki Anno y Gainax, empeñados en volver a su mejor creación tras series de más o menos calado como KareKano, FLCL o Tengen Toppa Gurren-Lagann. Sin duda Evangelion lo merece y el resultado es impactante pero de momento los fans no lo tenemos claro, divididos entre la emoción de volver a ver a nuestros mitos y ver que nos los han cambiado.
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