Valoración: 6/10
Miguel Courtois, quien ya tocara desde su filmografía
como director, temas “peliagudos” de connotaciones políticas en películas como “Gal”
o “El Lobo”, vuelve a pisar terreno arriesgado con “Operación E”, basándose en
hechos reales acontecidos en Colombia.
El film nos narrará la historia de un hombre que habita
con su mujer y sus hijos en lo más profundo de la selva, bajo los dominios de
las FARC. Su existencia es armónica y apacible, hasta que un día, aquellos que
tienen el poder militar de su hábitat ponen bajo su cuidado un bebé. El pequeño
ha nacido durante el cautiverio de su madre, Clara Rojas, en manos de las FARC,
y se encuentra gravemente enfermo… Lo
que no sabe esta familia que lo adopta forzosamente en su seno es que se trata
del bebé más buscado del país, ni cómo mantener viva su frágil existencia. El
conflicto está servido.
Pese a la situación y hechos en los que se basa, de sobra
conocidos, el epicentro de la película será la “aventura” a la que se verá
empujado el matrimonio interpretado por Luis Tosar y Martina Gracia, y toda su
familia. Enfrentarse a los militares, al sistema de sanidad, a las mafias… una
epopeya en un mundo muy real, y muy cruel que pone en el centro de la diana y
testa las fuerzas y los lazos de una familia, y en especial, de un hombre, que
sólo buscaba una pacífica y aislada existencia, lejos de ideologías políticas,
militares…
El hecho real ya en sí trepidante se adereza con un guión
que llena de aventuras y sinsabores la narración, dotado de un buen ritmo que
la hace amena para el espectador sin perderse en valoraciones sobre lo que nos
cuenta. Luis Tosar, protagonista absoluto de la cinta, está (como siempre)
estupendo en el papel de este descastado luchador y realiza una interpretación
que aproxima mucho al personaje creando una fácil empatía con la audiencia que
le acompaña en la historia y contiene la respiración a cada obstáculo.
Rodada con corrección técnica y buen gusto, “Operación E”
resulta una película que, sin ser una joya, entretiene y se hace bien amena
recordándonos que las mayores aventuras y emociones no hace falta buscarlas en
la imaginación, sino que están en el mundo en el que vivimos donde, en lo más
sencillo y oculto, subyacen los héroes cotidianos a la par que extraordinarios.
Interesante.
-Enoch-
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