Valoración: 2/10
Fernando Guzzoni
firma la dirección y el guión de esta personal mirada a las secuelas de
una dictadura encarnadas en la figura de un único hombre. Tras el
reconocimiento a su opera prima, “La colorina”, Guzzoni presentó a concurso en
la sección “Nuevos Directores” de la 60 Edición del Festival Internacional de
Cine de San Sebastián esta su segunda obra, “Carne de Perro” alzándose con el
máximo galardón de la categoría.
La película nos
habla de un hombre que, tras haber sido un torturador durante la época de
Pinochet, trata de cerrar heridas y construir una nueva vida. Pero todo son
obstáculos, y uno de los mayores, él mismo.
Rodado en un tono (desesperantemente) lento y pausado,
utilizando (y abusando) de los primeros planos a lo largo de todo su metraje,
repitiendo esquemas, planos y escenas (impagables las mil y una duchas del protagonista
filmadas exactamente igual) nos ¿cuenta? la historia desde la percepción misma
del protagonista, sin apenas elementos exteriores que contribuyan a la
narración o resulten explicativos de qué es lo que acontece, o por qué. Todos
estos elementos contribuyen a que la percepción de la historia sea vaga por
parte del espectador, que puede pasar por diversas fases de hastío y bostezo
víctima de una forma de hacer cine que resulta pretenciosa y lejana.
Si algo puede salvarse de esta producción es la labor de
su actor protagonista y omnipresente, Alejandro Goic, que sostiene los eternos
planos con soltura. No obstante, no es suficiente un único elemento operativo
de entre todos los que han de componer el mosaico que es una película.
Un año más, el jurado de “nuevos directores” premia un
tipo de cine que aleja al público de las salas (doy fe del masivo abandono del
cine durante la proyección de esta película y de más de un espectador viviendo
en el mundo de los sueños presa del aburrimiento) por su inaccesibilidad
narrativa y formal. Abstenterse.
-Enoch-
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