Valoración: 6/10
Christian Vincent (“Les enfants”, “La discreta”) se
inspira en una historia real para crear esta película con la que participó en
el 60 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dentro de la sección de
cine culinario.
El film nos cuenta la historia de una mujer sencilla y
amante de la cocina que habita en un área rural francesa que ve cómo su
existencia da un giro completo al verse seleccionada para trasladarse al
Palacio Elíseo para trabajar ejerciendo las funciones de cocinera personal del
presidente de la nación.
Dando vida al papel de la cocinera real, Hortense Laborie
(con quien el director trabajó para la creación de la película), para el
celuloide encontramos a la actriz Catherine Fort (“Cout d’éclat”, “Associés
contre le crime”, etc), sobre la que recae el mayor peso de la película y que
desempeña su función con soltura y sabe encarnar la sencillez y ternura
necesarias.
Sin enredarse en asuntos políticos, el film se regodea en
el aspecto humano y, sobre todo, gastronómico de la historia. Los platos que
vemos elaborarse ganarán el rugido del estómago de los espectadores
(recomendado es, visualizar este film con el estómago lleno), pero su
protagonismo en la película es el justo y necesario sin llegar a aburrir, hecho
muy de agradecer.
Es quizás la parte de la narración que corresponde al “presente”
(puesto que la aventura de Hortense se cuenta a modo de recuerdo, o flashback)
en el que ella se encuentra trabajando en un lugar inhóspito, lejos de todo y
de todos, la que lastra un tanto la historia por su escaso interés y resulta un
tanto “de relleno”.
No obstante, esta peculiar y suculenta historia, es, como
los platos que prepara Hortense, fácil de digerir, degustar y disfrutar. Eso
sí, a diferencia de ellos, no impresiona ni deja poso en la memoria, entretiene
dejando buen sabor de boca pero no resulta inolvidable ni destacable.
-Enoch-
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