Valoración:
7/10
Marçal Forés
dirige esta peculiar película sobre un guión escrito por él mismo junto a
Aintza Serra y Enric Pardo, creando un universo donde realidad e imaginación se
dan la mano, una película diferente que le ha abierto las puertas del Festival
Internacional de Cine de San Sebastián y del Festival de Sitges.
El film nos
sumerge en el mundo de Pol, un adolescente con un rico mundo interior y su día
a día en su hogar y en el instituto. Pronto descubriremos al extraño compañero
del protagonista, un osito de peluche que camina y habla en inglés llamado
Deerhoof. Pol y su oso nos mostrarán su extraña relación, el extraño vínculo de
ambos… Pero la existencia del protagonista se verá aún más perturbada por la
llegada al instituto de un enigmático personaje, Ikari, por el que se verá
oscuramente atraído, y para completar el misterio, otra compañera desaparecerá…
“Animals”
adereza su curiosa propuesta argumental con un tratamiento técnico de su puesta
en escena correcto y una labor de su elenco de actores cuidada, pues de ellos
dependía en gran manera saber hacer llegar a la audiencia el misterio y la
oscuridad que puebla la historia, y a mi modo de ver, superan la prueba. Entre
el reparto llama la atención encontrar a Martin Freeman entre los secundarios,
a quien reconoceremos por su participación en la serie “Sherlock” así como en “El
Hobbit”. Junto a él, rostros desconocidos para la gran pantalla pero que en
ella dan la talla, como Dimitri Leonidas, August Prew, María Rodríguez Soto…etc
Onírica,
hipnótica y plena de interrogantes y simbolismos que harán del espectador cómplice
en la elaboración de la historia que subyace bajo la amalgama de realidad y
ficción, consciente y subconsciente que nos es mostrada. Un intrincado retrato
de la adolescencia, sus miedos, esperanzas, pesares y pesadillas a través del
que la mirada estática de Deerhoof nos arrastrará por una espiral de locura y
redención.
Muchas son
las comparativas con el film de culto “Donnie Darko” que se han hecho con “Animals”,
mas pienso que, pese a los evidentes puntos en común, ambas tienen su propia
personalidad y su historia diferente que contar, aunque, como ocurría con la
dirigida por Richard Kelly, esta creación de Marçal Forés, requiere de una
abstracción total por parte de la audiencia y dejarse arrastrar a un mundo más
allá del que habitamos para conseguir no naufragar en su relato. Además de
nacer el poso, tras su visionado y discusión, de la necesidad de revisitarla
para refutar teorías, interpretaciones de lo vivido, hallado y perdido.
Una
propuesta diferente, extraña. Un cine arriesgado pero necesario para
evolucionar dentro del panorama cinematográfico nacional. Una apuesta no apta
para todos los gustos, pero que en su hechizo, atrapa. Interesante.
-Enoch-
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