Godland - Hlynur Palmason

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Título original: Vanskabte Land 

Año: 2022

Duración: 143 min.

País: Dinamarca

Dirección: Hlynur Palmason

Guion: Hlynur Palmason

Música: Alex Zhang Hungtai

Fotografía: Maria von Hausswolff

Reparto: Ingvar Eggert Sigurdsson, Elliott Crosset Hove, Vic Carmen Sonne, Jacob Lohmann, Ída Mekkín Hlynsdóttir, Waage Sandø, Hilmar Guðjónsson

Productora: Coproducción Dinamarca-Islandia-Francia-Suecia; Snowglobe Films, Join Motion Pictures, Maneki Films, Garagefilm International, Film I Väst

Corre el Siglo XIX, momento en el que un sacerdote danés se embarcará en un iniciático viaje a Islandia. Allí habrá de cruzar el país salvaje en pos de erigir una iglesia y, en el camino, fotografiar los impactantes lugares y sus gentes. Su travesía se verá atestada de peligros y tentaciones, y se tornará de esta forma su camino en un descenso a la oscuridad del infierno en la tierra de la luz eterna...

Hlynur Palmason (Winter Brothers, Un blanco blanco día) da un paso de gigante en su personal cine con "Godland", una película que le abrió las puertas de Cannes y que se alzó con el premio Zabaltegi-Tabakalera en la 70 Edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. 

Estamos ante un film sin duda magnificente, solemne e inmersivo. Su (extenso) metraje nos embarca, al igual que a su protagonista, en un viaje hacia la grandiosidad, representada en los incomparables paisajes islandeses, nos invita al infinito al que se enfrenta el ser humano, en el exterior, y en su más íntimo interior. 

Para ello sitúa a su inspirado y auténtico elenco en unas muy potentes localizaciones (a las que el formato de la imagen hace, a nuestro entender, flaco favor) y acompaña su andadura envolviéndola en un halo de cierto aspecto documental, que salpica con tensa aventura y adereza con un tono de calma poesía.

Con todo ello estamos ante una película altamente interesante, no apta para todos los públicos y quizás un tanto innecesariamente dilatada y con ciertos puntos en los que el tono y el ritmo no parecen darse la mano, pero que representa un intento de radiografiar el alma mediante una experiencia cinematográfica absolutamente diferente.