Valoración: 6/10
El afamado director italiano Dario Argento (“Phenomena”, “Tenebre”…etc) vuelve a ponerse tras las cámaras, en esta ocasión para cerrar la trilogía de “Las Tres Madres” que comenzara con “Suspiria”, continuara con “Inferno” y se vea ahora terminada con esta “Mother of Tears”.
En ella se nos narra cómo es hallado un féretro con restos humanos y junto a él una urna cubierta de símbolos mágicos y con elementos de ocultismo en su interior. Esta urna es enviada a un museo, donde caerá en las manos de Sarah Mandy (Asia Argento) y una compañera, pero su apertura no traerá más que desgracia. Sarah sobrevive a duras penas al hallazgo y se ve forzada a investigar qué hay tras esa urna, qué se esconde tras la oleada de violencia que asola Roma y amenaza expandirse al resto del mundo… no tardará en descubrir cómo con su imprudencia ha despertado a una poderosísima bruja, conocida como Mater Lachrymarum y atrae a todas las hechiceras hacia ella dispuestas a que la maldad reine sobre la faz de la Tierra. Sarah es la única que puede impedirlo…
Esta historia de brujas de curioso e interesante argumento está protagonizada por Asia Argento, hija del mítico director y sobre la que, en esta ocasión gira casi la integridad de la película para su lucimiento personal (menos del que hubieran querido su multitud de acérrimos films, al menos en lo que a lo físico se refiere). Junto a ella encontraremos una amplia galería de esperpénticos personajes, entre los que está el incombustible Udo Kier, una colección de brujas (aparentemente transportadas en el tiempo desde los 80, totalmente colocadas y maquilladas cual Kimeras…) que parecen recién salidas de un after hours y un mono chivato al servicio de la altísima del mal… un reparto inconmensurable, sin duda.
Los efectos visuales de esta película rozan lo extremo, poseen un aspecto de descaradísima serie B con espíritu de casposa serie Z, nos regalan imágenes gore o plagadas de unos efectos que provocan la más descarada carcajada (tremenda escena la del lanzamiento de un bebe al río… es imposible que se note más que es de plástico)… pero no por ello se hace desagradable esta producción, más al contrario, pues, en mi humilde opinión, Argento en esta ocasión ha decidido reírse de sí mismo, de su cine, de los tópicos, y realizar una película que desde la primera escena (el hallazgo del ataúd y la urna) busca la carcajada del espectador y que subraya, con su escena final que no desvelaremos, ese cachondeo cómplice con la audiencia.
En conclusión, una película notablemente mala, premeditadamente mala pero altamente divertida, perfecta para pasar un buen rato de cachondeo con amigos, con cervezas y sin pretender enfrentarse a ella con seriedad, sino con la única voluntad del divertimento personal… luego sólo apta para aquellos con capacidad de buscar el chiste en el humor más negro, en la escena más casposamente gore y similares…
Enoch
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