Valoración: 4/10
Rob Schmidt, aquel que en su día cosechara un nada desdeñable (y bastante inexplicable) éxito al dirigir “Kilómetro 666” cambia de rumbo para embarcarse en un thriller paranormal.
La película nos narra las pesquisas de una detective (Elisa Dushku, a la que conocemos por series como “Angel” o “Buffy”, entre otras) que persigue a un asesino de niñas. La peculiaridad de este asesino en serie viene dada porque el nombre y el apellido de la niña asesinada, así como la ciudad donde es hallado el cadáver, comienzan por la misma letra. La investigación comienza con normalidad, pero pronto a la protagonista comienzan a sucederle hechos misteriosos, empieza a recibir visitas del más allá. Este hecho la llevará al internamiento donde se cuestionan sus facultades para desempeñar el trabajo… pero ella no puede sacarse el caso de la cabeza.
Este film, como tan de moda está en estos últimos tiempos, se autopublicita como “basado en hechos reales” y pienso que este factor le perjudica más que le beneficia, teniendo en cuenta que el “factor sobrenatural” a lo largo del metraje es muy explícito y abundante, con lo que, en lugar de la duda en el espectador, genera la incredulidad.
En su contra esta película tiene demasiados factores que me llevan a tildarla de “poco recomendable”. La interpretación de su protagonista, Elisa Dushku, está totalmente sobreactuada (su colección de ticks me produjo más de una carcajada), el resto de personajes son bastante “vacíos”, con lo que la audiencia no sentirá nada (aburrimiento, quizás) ante sus aventuras y desventuras y, finalmente, el desarrollo de la trama es demasiado obvio, el espectador puede perfectamente anticiparse a cualquier factor que luego pretenderá ser “sorpresa”.
A su favor poco me queda, quizás sea remarcable (aunque tampoco demasiado) el maquillaje de pesadilla de las apariciones fantasmales, tiene algún momento brillante.
Pienso que el director no ha sabido crear la tensión en el espectador obligándole a buscar al asesino en un intrincado puzzle, ni ha sabido dibujarnos el drama de su personaje principal haciéndonos plantearnos si realmente ve fantasmas o está simplemente loca (ni por asomo se acerca a la perfección del típico planteamiento “Otra vuelta de tuerca” de este factor). Todo ello hace de esta película vulgar y más digna de una sobremesa televisiva que de una sala de cine. Prescindible.
Enoch
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