Dejad que los cadáveres se bronceen - Hélène Cattet y Bruno Forzani

Título original: Laissez bronzer les cadavres!

Año: 2017

Duración: 92 min.

País: Bélgica

Dirección: Hélène Cattet, Bruno Forzani

Guion: Hélène Cattet, Bruno Forzani (Novela: Jean-Pierre Bastid, Jean-Patrick Manchette)

Fotografía: Manuel Dacosse

Reparto: Elina Löwensohn, Stéphane Ferrara, Bernie Bonvoisin, Hervé Sogne, Dominique Troyes, Marc Barbe, Dorylia Calmel, Bamba Forzani Ndiaye, Michelangelo Marchese, Pierre Nisse, Marine Sainsily, Tristan Schotte, Aline Stevens

Productora: Co-production Bélgica-Francia; Anonymes Films, Centre du Cinéma et de l'Audiovisuel de la Fédération Wallonie-Bruxelles, Tobina Film

Un grupo de personas se refugian en un ruinoso caserío lejos de todo y de todo. Entre sus muros decadentes se reunirán una serie de dispares personajes sobre los que el robo de unos lingotes de oro, y las consecuencias que de ello se derivan, desatará una espiral de violencia... 

Hélène Cattet y Bruno Forzani, los que fueran responsables de la peculiar "El Extraño Color de las Lágrimas de tu Cuerpo" vuelven a ponerse tras las cámaras para llevar sus ejercicios de personal hacer cinematográfico un paso más allá, y dar forma a una película, sin duda, única. 

"Dejad que los Cadáveres se Bronceen" es un auténtico ejercicio de estilo que rompe todas las formas tradicionales de hacer cine para poner su foco en la personalidad de su puesta en escena. El tratamiento de la imagen y el color, el frenético y artístico montaje, que hila la realidad con un imaginario metafórico y onírico, y un tratamiento del sonido y sus efectos más que sobresaliente, hacen del visionado de la película una experiencia puramente sensorial y alucinógena. 

Frente a su innegable abanico de virtudes técnicas encontramos, sin embargo, un insondable vacío en su narrativa. Unos hechos que poco o nada importan, sobre los que (al igual que con los personajes) apenas se profundiza, merman, para nuestro gusto, el disfrute del film. 

Esta suerte de extraño western, con sus luces y sus sombras, pero con arrolladora personalidad, se erige como un producto único, un trabajo de culto que o bien se disfruta por la fascinación que puede ejercer, o agota al espectador con su fórmula que pone toda su apuesta en lo formal (lamentablemente, nos adscribimos a lo segundo y no la hemos disfrutado tanto como nos gustaría). 

Trailer: