Valoración:4/10
Nick tiene un extraño don, o una maldición, consistente en poder visualizar la muerte de aquellos a quien toca, si esta se producirá en un futuro de una forma violenta. Convive con ello ocultando sus manos bajo guantes, y le hace blanco de bromas por parte de sus amigos. Pero cuando llega su 23 cumpleaños, el misterioso origen de su don comenzará a esclarecerse tras realizar una visita a su madre, ingresada en una institución psiquiátrica, momento tras el cual descubrirá que su padre no está tan muerto como pensaba y que su herencia no es tan sólo la maldición que le acompaña, sino también una casa que esconde en su interior secretos aún más insondables…
Victor Salva, el que fuera director de obras tan conocidas como Powder o la saga Jeepers Creepers, continúa con esta historia caminando por los senderos de lo sobrenatural, las leyendas negras y las fuerzas más oscuras ocultas en lo más recóndito, acechando desde los oscuros sótanos de las más apartadas zonas rurales. Como ya consiguiera en las películas del espantapájaros asesino, borda el dominio del espacio y la ambientación boscosa y apartada de las urbes, logrando generar una particular claustrofobia en espacios abiertos.
Entre los (discretos) intérpretes descubriremos diversos rostros conocidos de películas de segunda fila y series de televisión, y sobre todos ellos, Tobin Bell, aquel que encarnara al frío y calculador asesino tras los asesinatos de la saga Saw, que en esta ocasión realiza un papel un tanto caricaturesco que roza un tanto lo ridículo a tramos.
A su favor: Un guión que gira sobre sí mismo lleno de sorpresas y misterios, que si bien tiene elementos predecibles, con otros logra captar la atención perdida del espectador tomando sendas inesperadas (no todas acertadas). Por encima de la media en un tipo de cine donde parece que todo está visto y contado, no se queda en el mero slasher de manual, va más allá bordando elementos de lo más dispar en la historia.
En su contra: Un elenco de actores que deja frío y con cuya tragedia en ningún momento se empatiza. El personaje de Tobin Bell da más risa que miedo, al igual que las criaturas del bosque, que si bien pueden parecer un guiño a Jeepers Creepers, destrozan más de una escena tanto por la estética como por más de una incoherencia en su modus operandi además de protagonizar más de un gazapo de los muchos que tiene el film.
En conclusión, una película fallida pero agradable para pasar el tiempo, que entretiene a ratos, sorprende a tramos, y pincha en otros muchos. Preferible su degustación entre amigos para que el enfado por sus partes más flojas se torne en comentario y risa compartida, se disfrutará más.
-Enoch-
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