Valoración:4/10
En la antigua Grecia, la tiranía del rey Anfitrión somete tanto al pueblo como a sus allegados. Su consorte, la reina Alcmena rogará a los dioses por un libertador que ponga fin a una época de terror. Contra todo pronóstico, estos escucharán sus plegarias, y el mismo Zeus hará engendrar a la reina a su propio hijo, un semidios, Hércules, destinado a cumplir los deseos de paz y libertad de su madre. Viéndose amenazado, Anfitrión repudiará a su hijo ilegítimo, pero el destino y aquellos que desde el monte del Olimpo observan la humana existencia, tendrán mucho que decir.
Renny Harlin, el que fuera director de blockbusters de éxito como “Máximo Riesgo” o “La Jungla de Cristal 2”, entre otros muchos, trata de generar un nuevo éxito con esta clásica historia, llevándola al terreno del espectáculo en 3D y utilizando el reclamo de su protagonista, Kellan Lutz (Crepúsculo). Fracasa, estrepitosamente.
Varios son los problemas de esta cinta, pero el más grave de ellos, pienso que es que se resume de la siguiente manera: Es una película que ha resultado ser de serie B pero que pretende tomarse en serio como si fuera de primera línea.
¿Por qué tildo de “Serie B” a un producto de estas características y magnitud? Por varias razones. En primer lugar, las interpretaciones dejan mucho que desear, y no sólo de su protagonista, que dota al héroe de nula expresividad, sino también de la galería de secundarios cuyas creaciones chirrían en diversos momentos. La ambientación, dirección artística, fotografía y efectos visuales cojean por todas partes, desnaturalizan las localizaciones y escenarios y los retoques digitales se sienten artificiales y demasiado básicos. Intentan emular una estética que hemos visto en films como “300” o su secuela, incluso en series televisivas como “Spartacus”, pero con un resultado en la película que nos ocupa muy por debajo de todas las citadas. A ello se suman un continuado uso de recursos orientados al lucimiento del 3D que en 2D quedan un tanto ridículos, artificiales y terminan resultando cansinos.
Es una pena que no tenga un tono más autoindulgente y de mero divertimento, pues cuenta una historia, que si bien conocida, es siempre entretenida. Si no se hubiera tomado tan en serio a sí misma y tratado de convencer a la audiencia de unas virtudes que no tiene, mucho mejor le hubiera ido con la crítica y la taquilla. Para pasar el rato, consumir y olvidar.
-Enoch-
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