Título original: Secret Ceremony
Año: 1968
Duración: 109 min.
País: Reino Unido
Dirección: Joseph Losey
Guion: George Tabori. Historia: Marco Denevi
Música: Richard Rodney Bennett
Fotografía: Gerry Fisher
Reparto: Elizabeth Taylor, Mia Farrow, Robert Mitchum, Peggy Ashcroft, Pamela Brown, Robert Douglas, George Howell
Productora: Universal Pictures, World Film Services
Leonora es una mujer a la deriva, con una vida complicada y un ánimo lastrado por un dolor que nunca le abandona, el de la pérdida de su propia hija. Un día, camino del lugar de eterno descanso de su pequeña, se topará con una joven cuya triste mirada le recuerda a la de aquella que tanto añora. La joven pronto arrastrará a Leonora a su propio mundo donde la ausencia de la figura maternal necesita ser sustituida. Comienza así un iniciático viaje para ambas donde la delgada línea entre fantasía y realidad, razón y locura, amenaza continuamente con romperse.
Joseph Losey, como es habitual en su cine, centra la fuerza de su apuesta en el retrato psicológico de sus personajes y, sobre todo, lo analiza desde la perspectiva de los lazos y relaciones que se establecen entre ellos. Una potente, malsana y arriesgada elección que hace de la película algo hipnótico, tan atractivo como incomodo.
Con este planteamiento, nada funcionaría sin una excelente labor de su elenco protagonista. Aquí, el trabajo de Elizabeth Taylor y Mia Farrow, está completamente a la altura. Exageradas, afectadas y teatrales, pero acordes con la mente y ánimo de sus personajes, bordan la construcción de unas mujeres rotas para el recuerdo.
Otro atractivo factor del film es su puesta en escena. El uso del color y la opulencia de sus escenarios, se enfrenta con la oscuridad que guardan y exhalan ambas actrices en esta cinta, un contraste que subraya esa sensación de oscilar entre el dulce sueño y la cruel pesadilla que impregna todo el film.
Finalmente apuntaremos el inteligente trabajo de guión sobre el que se asienta la película, cuyas páginas cuentan, pero a la par silencian y dejan que sea el espectador quien rellene los incómodos vacíos. Atrevida, viciada y retadora, estamos ante una propuesta distinta, de las que se quedan en la memoria. Muy interesante.
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