El depredador más peligroso de Australia, el asesino
en serie Mick Taylor, anda suelto, y aquellos que osen cruzarse en su camino
pagarán un alto precio, sean una pareja de mochileros perdida en el desierto o
un grupo de policías, su sed de sangre no tiene límite. Mas una de sus víctimas
se agarrará a la vida con uñas y dientes, erigiéndose como digno rival. El
mortífero juego del gato y el ratón comienza.
Greg Mclean, repite como director en la secuela de
la película que le catapultara a la fama, aquella primera parte de “Wolf Creek”
que recaudó en taquilla 60 veces su coste y recibió no sólo alabanzas del
público sino también de la crítica especializada y la industria en general.
El listón estaba alto, y con su nuevo trabajo con
tropieza sino que sabe mantener sus estándares de calidad no calcando sino
arriesgando nuevas fórmulas.
Varias son las fortalezas de esta sangrienta
propuesta cinematográfica. En primer lugar, un buen guión que hila la historia
a través de variopintos episodios y rocambolescas situaciones hacia un intenso
final, un cara a cara que no da tregua al espectador. Lo encuentro
inteligentemente estructurado para la agilidad del desarrollo de la historia y
práctico para el entretenimiento. Por otro lado, brillante resulta también la
espectacular fotografía que de nuevo sabe sacar el máximo partido de los
desolados paisajes australianos y compone verdaderas escenas de postal en medio
de situaciones de pesadilla. Junto a ella, unos muy mejorados (respecto a su
predecesora) efectos visuales le dan no sólo verosimilitud sino
espectacularidad.
Pero nada de esto sería realmente efectivo si el
dueto protagonista no bordara sus papeles. John Jarratt, interpretando al asesino,
le dota de “humanidad” de un negro y ácido sentido del humor y sobre todo de
una potente personalidad. Frente a él, el joven Ryan Corr como héroe y víctima
de la historia es un correcto sufridor que sabe hacerse fuerte y plantar cara a
su perseguidor tanto en campo abierto como en escenas de uno a uno. Un gran
trabajo de ambas partes.
Con todo ello “Wolf Creek 2” funciona tanto como
secuela como por sí misma, es un thriller sangriento de primera disfrutable de
principio a fin que rubrica el buen hacer de un director del que aún se esperan
grandes cosas. Entretenida, intensa e interesante.
Enoch
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