Valoración:6/10
Una reunión de antiguos alumnos se celebra en un
restaurante. Allí se reencontrarán viejos conocidos, antiguos amigos,
compañeros, amantes… y entre todos ellos asistirá también la que en los años de
niñez y adolescencia fue la oveja negra de la clase, arrinconada y repudiada
por todos, la niña solitaria y marginada ahora mujer de éxito y fuerte
personalidad. El encontronazo es inevitable y desde el primer brindis se
saborea la hiel hacia la que navega la reunión.
Esta curiosa película viene avalada por el premio
Fipresci en el festival de Venecia y está dirigida, escrita y protagonizada por
una controvertida artista sueca, Anna Odell (conocida por incluso ingresar en
un psiquiátrico durante una de sus “performances” emulando a una enferma
mental).
La producción está dividida en dos partes claramente
diferenciadas, la reunión en sí misma y lo que sucede tras ella. El ritmo, tono
y estilo de ambas es radicalmente diferente, y el salto de un bloque al
siguiente esconde una sorpresa que puede deleitar al espectador o desinflar sus
expectativas. Acierto o error, es un interesante riesgo que hace de este film
algo realmente diferente.
La película brilla, sobre todo, por lo brillante y
auténtico de su guión y las interpretaciones de todo el elenco, consiguiendo
una inmediata empatía con el espectador que se torna voyeur e integrante de esa
fiesta de antiguos alumnos, viéndose reflejado en el espejo de uno u otro
asistente. Entre todos ellos, el personaje que crea y encarna la directora
resulta especialmente llamativo a la par que inquietante.
Particularmente opino que, pese a resultar altamente
estimulante el análisis presentado por la autora en la segunda mitad del film,
el bajón de ritmo y, sobre todo, de intensidad emocional, no sólo descoloca
sino que crea una expectación que se torna un tanto en decepción al aguardar el
espectador un relanzamiento de las emociones con las que se arrancó y que, pese
a no perder interés, no termina de llegar.
De cualquiera de las maneras, el trabajo de Anna
Odell en los tres campos (dirección, guión e interpretación) merece alabanza y
la configura como una prometedora figura del siempre peculiar e innovador cine nórdico.
Interesante.
Enoch
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