miércoles, 2 de marzo de 2011

Juana I de Castilla: loca de Amor


La historia no ha sido muy condescendiente con Juana, la hija de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. Su sobrenombre de La Loca nos demuestra que no ha tenido muy buena prensa. Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479. Su gran parecido a su abuela paterna, doña Juana Enriquez, motivó que, cariñosamente, Isabel llamara a su hija "mi suegra".

Su educación estuvo marcada por la severidad, tanto de su madre como de sus maestros. Buena muestra de ello es que aprendió latín siendo bien pequeña. Pronto se manifestó en Juana una vena mística que ella pretendió encauzar haciéndose monja. Pero sus padres tenían otro objetivo para la atractiva Juana y cuando cumplió 16 años fue concertada su boda con el archiduque Felipe de Austria, hijo de Maximiliano I y María de Borgoña, conocido por el sobrenombre de El Hermoso. El enlace entraba dentro de la política exterior de los Reyes Católicos, que tenía como fin cercar al enemigo reino de Francia. Para ello también casaron a su heredero, el príncipe Juan, con la hermana de Felipe, Margarita de Austria.

La boda se celebró en Lille el 21 de agosto de 1496, prematuramente, ya que ambos cónyuges sintieron una mutua atracción nada más verse, deseando consumar el matrimonio cuanto antes. El matrimonio no cambió la actitud conquistadora de Felipe, acostumbrado a mantener relaciones sexuales con las damas de la corte, actitud que doña Juana no estaba dispuesta a permitir. Por eso pronto aparecieron los celos y los enfrentamientos entre los esposos. A pesar de esta desagradable situación, Juana y Felipe tuvieron seis hijos.

El primer parto tuvo lugar el 15 de noviembre de 1498, naciendo una niña a la que se puso el nombre de Leonor. Pasando el tiempo, primero se casará con el rey Manuel I de Portugal y tras quedarse viuda, contraerá matrimonio con Francisco I de Francia.

El 24 de febrero de 1500 nace su segundo hijo, Carlos. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del palacio de Gante, debido a la facilidad de Juana para dar a luz, y a los celos, de ahí que acudiera a una fiesta para vigilar constantemente a su marido.

El tercer alumbramiento se produjo en 1501, viniendo al mundo una niña a la que se llamó Isabel, que sería reina de Dinamarca tras su matrimonio con Christian II. Parece ser que este embarazo vino motivado por la muerte del infante don Miguel de Portugal, lo que dejaba la sucesión al trono de España en manos de Juana. El ambicioso Felipe se mostró durante una temporada solícito y servicial, naciendo la pequeña Isabel de estas relaciones. Felipe, que ya era duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, deseaba ampliar cuanto antes su poder. A principio del año 1502 Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía para ser jurados príncipes de Asturias en Toledo y príncipes de Gerona en Aragón. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando, futuro Emperador de Alemania y rey de Hungría y Bohemia, el ojito derecho de Fernando el Católico. Felipe partió para Flandes alegando cierto desgobierno en sus estados y Juana quedaba en Castilla. Pronto decidió acudir en compañía de su esposo, a pesar de su estado tras el parto, por lo que fue detenida por su madre. Desde ese momento se apuntó la enfermedad mental de Juana como un elemento a vigilar, por lo que los Reyes Católicos desearon que quedara a su lado. Pero Juana ansiaba tanto reunirse con su marido que, desestimando los consejos, decidió marcharse a Flandes.

Tras el fallecimiento de Isabel en 1504, Juana era nombrada reina propietaria de Castilla y León, siguiendo el testamento de la reina católica. Don Fernando se encargaría de la regencia mientras los flamantes monarcas llegaban procedentes de tierras flamencas. A finales del año 1505 Juana tendrá una nueva hija, María, que casará con el rey Luis de Hungría y Bohemia.

En la primavera de 1506 llegaban Juana y Felipe a La Coruña, tras una estancia en Inglaterra. La llegada de los reyes provocó el definitivo enfrentamiento entre Felipe y Fernando, siendo una de las causas la pretendida locura de Juana esgrimida por el Hermoso para hacerse con la regencia. Fernando abandonó Castilla y dejó expedito el camino a su yerno .

En los primeros días del mes de septiembre de 1507 don Felipe jugaba un partido de pelota con sus más allegados en Burgos. Después de practicar deporte, bebió agua helada, por lo que al día siguiente se sintió con fiebre. Nunca se curó y el día 25 de septiembre de 1507 fallecía, especulándose que pudo haber sido envenenado, lo que no se pudo probar. Un cortejo encabezado por la reina se trasladó hacia Granada, viajando siempre de noche y alojándose en lugares donde las mujeres no pudiesen tener contacto con el cortejo, lo que aumentó las noticias de la locura de doña Juana. Precisamente de camino a Granada tuvo Juana su último alumbramiento, naciendo una niña llamada Catalina, el día 14 de enero de 1507, en Torquemada. Catalina contraería años después matrimonio con Juan III de Portugal. Juana no deseaba el gobierno del reino y mandó llamar a su padre para que se hiciera cargo de los asuntos de Estado como regente de Castilla. Dando muestras de enajenación mental -no se cambiaba de vestido ni se aseaba e iba acompañada del féretro de su esposo- se decidió que Juana fuera encerrada en Tordesillas. Corría el mes de enero de 1509 y allí permaneció el resto de sus días, vestida siempre de negro y haciendo una vida retirada, lo que contribuyó a acentuar su problema mental. El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana, tras 46 años de reclusión, cubierto su cuerpo de llagas al negarse a ser aseada y cambiada de ropa. Quizá la pobre Juana tuviera una leve enfermedad mental, pero no se llevó a cabo un programa de recuperación muy adecuado con ella al encerrarla en Tordesillas, aunque, para descargo de sus familiares, esto ha sido práctica común con la mayoría de los enfermos mentales hasta nuestros días.

Doña Juana I de Castilla (no me gusta para nada el sobrenombre que la misma Historia le ha impuesto) fue una mujer a la que le tocó vivir en una época que no correspondía con su manera de pensar y de querer vivir. Fue una luchadora nata, y así lo demostró hasta el día de su muerte en aquel lóbrego Castillo de Tordesillas, al que tuve el honor de acudir como turista en uno de mis viajes por la Península.
Como a muchos otros personajes históricos de los que no sabemos gran cosa, el olvido los ha obligado a quedar relegados a un segundo plano..por eso, desde aquí me gustaría recordar a la figura de Doña Juana I y para ello os recomiendo que veais al peli que se hizo sobre su vida (cuya protagonista principal es Pilar López de Ayala) y os leais su biografía: Juana la Loca, la cautiva de Tordesillas.

- Nimue - 

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