Valoración: 8/10
J.R. Ward es la autora de esta historia de vampiros, primera entrega de la prolífica saga "La Hermandad de la Daga Negra" y el primero de sus éxitos editoriales (más en EEUU que en nuestro país) que la condujo a los puestos más altos de las listas de ventas.
En esta obra nos hace la primera introducción a un mundo donde coexisten los seres humanos con los vampiros, pese a ignorar la condición de estos últimos. Dentro de la comunidad vampírica, un grupo de soldados ("La hermandad" que da nombre a la saga) lucha por su supervivencia frente a unos terribles enemigos, los restrictores, humanos que han vendido su alma al señor del mal para alcanzar la inmortalidad y cuyo único objetivo en su no-vida es aniquilar vampiros.
Dentro de este entorno conoceremos a Wrath, un guerrero que se ve en la obligación de cuidar de la hija mestiza de uno de sus hermanos tras su muerte. Ella es Beth y pronto se transformará en la obsesión del guerrero. Los peligros y las luchas de suceden y los dos personajes protagonistas han de luchar por su vida y por una pasión que amenaza consumirles.
Esta novela podía haberse quedado en una anécdota de romanticismo fácil, una novela para leer y olvidar. En lugar de ello J.R.Ward perfila un mundo complejo (para el que necesitamos incluso un compendio de vocabulario que figura al principio de la novela), dibujando un mundo viciado, unos personajes (no sólo la pareja protagonista) que van creando un mosaico que deja al lector con ganas de más por lo interesantes que sabe hacerlos parecer.
Abundan las peleas, las drogas, el sexo explícitamente descrito... todo es llevado al extremo por los habitantes de Cadwell, donde se desarrolla la acción y pese a sus poderes, los vampiros de esta autora retoman ese rasgo que ya veíamos en la literatura de Anne Rice, unas pasiones fieramente humanas, demasiado humanas, demasiado extremas en el dolor, en el placer...
Mayormente es un libro más que ameno de leer, los acontecimientos se suceden vertiginosamente, sin dar tregua al lector que se va sumergiendo sin darse cuenta en este universo de personajes y situaciones límite... Sus formas literarias no son especialmente destacables, mas son más correctas de lo que la literatura de vampiros nos tiene acostumbrados en estos últimos tiempos. En su contra, lo único que apuntaré es el sobreuso de las escenas de sexo y algo que nunca entenderé, y es el por qué la autora tuvo que imaginar que los fieros Restrictores podían ser detectados por su olor a..... (mejor me lo reservo, me parece demasiado ridículo).
En conclusión, una recomendable lectura para todos los amantes de los vampiros modernos, sus pasiones y perversiones...
Enoch
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