El cañón del río Lobos, en la provincia de Soria, está sin duda impregnado por todo lo que supone el misterio de los templarios. En él se encuentra la ermita de San Bartolomé, junto a la gigantesca boca de la entrada a la cueva grande, en la que se dice que se celebraban rituales de paganos.
La clave para entender la formación de este cañón reside en las propiedades de la piedra caliza, muy blanda y expuesta a la erosión del agua de ríos y torrentes, que han abierto profundas grietas en la tierra. Como consecuencia de estas filtraciones se han originado multitud de cuevas en el curso del rió Lobos, algunas de ellas de kilómetros de profundidad. Fue declarado Parque Natural en 1985.
Si hablamos de la ermita, se puede decir que es un ejemplar del románico del siglo XIII. Ha sido recientemente abierta al público pues antes se abría únicamente el día de su patrón. Vale la pena admirar algunos de sus enigmáticos canecillos y relieves: barriles de vino, caras, lobos, cruces.... Un bello repertorio iconográfico, cuya más bella muestra es el rosetón de seis corazones entrelazados, que al parecer, presenta muchas similitudes con el símbolo judaico del Sello de Salomón, y que podría estar vinculado con la leyenda del Grial… y deja ver en sus piedras, algunas inscripciones y símbolos esotéricos
Si se va hasta el fondo del cañón se llega al puente de los Siete Ojos, tras un recorrido de unos 14 kilómetros que atraviesa algunos enclaves de solitaria belleza como la cueva negra.
Pero además de su maravillosa presencia, hay que saber que está rodeado de misterios. Cabe preguntarse: ¿Qué es esa ermita templaria de San Bartolomé? ¿Qué hay bajo esas cuevas que se esconden entre las rocas?
La ermita románica de San Bartolomé, construida en el siglo XII, pudo haber sido un convento. Sus constructores probablemente hayan sido caballeros de la Orden del Temple. Se cree que los monjes iban a recobrar energías; es un lugar con marcadas anomalías magnéticas que pueden comprobarse con péndulos y brújulas. Además, este lugar representa un punto místico dotado de cierta significación, pues está exactamente equidistante al oriente y occidente peninsulares (cabos de Creus y Finisterre). Su construcción es en planta en cruz latina, hastíales rematados en triángulos, románico tardío y protogótico.
Estas anomalías magnéticas se hacen especialmente patentes en lugares del cañón como “La cueva de los Candelones” , donde las estalactitas crecen, extrañamente, hacia los lados. El influjo magnético que ejerce es llamado “telurismo”, pues se cree afecta no sólo a lo inerte sino también a los seres vivos de la zona.
De entre las más de 250 grutas, es también de interés la “Cueva de San Bartolomé”, un lugar que antes de apropiárselo el cristianismo, fue lugar de ritos paganos. En ella encontramos pinturas rupestres de más de 20.000 años de antigüedad (según el arqueólogo francés Jean Claude, representan las tres fases del estado chamánico/místico) y un pilar/altar en la entrada que varias teorías apuntan a que fue utilizado para realizar rituales y sacrificios.
Algunos canecillos hacían referencia a operaciones alquímicas espirituales de los Caballeros Templarios, como por ejemplo el del lobo (constructores), el del hombre y la mujer (azufre y mercurio alquímico), o el de los barriles. En uno de ellos está representada una pata de una oca que en la cultura egipcia, la Oca representaba al Dios Keb que era el Dios creador, es decir representaba el principio de la vida sobre la tierra. Igualmente hallamos cuatro rostros, que según diversas teorías podrían representar a los cuatro hijos del Dios Egipcio Horus representados en el “Libro de los Muertos”.
Para los amantes de los animales, este lugar da cobijo a una abultada población ornítica y, en especial, a una nutrida colonia de murciélagos.
Para los que les intriga los pensamientos y acciones de los templarios, comentaros que la ermita de San Bartolomé es el punto concéntrico de una estrella de cinco puntas que se forma uniendo diferentes ermitas e iglesias templarias de todo el país. Esta estrella la encontramos también representada en el rosetón de la ermita, que apunta curiosamente hacia abajo (normalmente apuntan hacia arriba apelando a la fuerza estelar) llamando por su posición a las fuerzas del inframundo.
Como podéis comprobar muchas son las interrogantes que plantea este paraíso natural, muchas son las hipótesis al respecto de los más diversos expertos pero ninguna verdad absoluta. Este halo de misterio, mezclado con la indiscutible belleza del lugar, la constitución geológica, su ubicación…etc todo ello forja una amalgama que atrae inexorablemente hacia él…
- May -
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