El afamado director de Corea del Sur, Kim Ki-duk, aquel que creara joyas cinematográficas como “Hierro 3” o “Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera” añade a su filmografía este inclasificable producto, “Amén”, que fue presentada por vez primera en la Sección Oficial a concurso del 59 Festival Internacional de Cine de San Sebastián para el asombro de público y crítica, creando las más acaloradas discusiones, encendiendo el debate.
La película nos habla de una búsqueda, una joven (Kim Ye-na) viaja sin fin entre tres ciudades, París, Avignon y Venecia en busca de su amado. Grita su nombre en cada lugar una y otra vez, pero azar y el destino no parecen estar de su lado… Mas no está sola, una figura que oculta el rostro tras una máscara antigás sigue sus pasos y condiciona su suerte…
“Amén” es un film que nada tiene que ver con nada de lo anteriormente visto del trabajo de este director, pese a recorrer hermosas localizaciones no recurre al preciosismo visual al que nos tiene acostumbrados, sino busca el detalle, en ocasiones, sórdido, sombrío… No hay apenas concesión al espectador ni diálogo alguno, sólo retumbarán en nuestros tímpanos los gritos de la protagonista y el bullicio de las urbes que hacen aún más minúscula la presencia de Kim Ye-na y más profunda su soledad… todas las piezas del puzle argumental habrán de ser deducidas, creadas por el espectador que, en última instancia será quien de forma y significado a las pinceladas que el director ha ido dando a través de los poco más de setenta minutos de la película.
Arriesgada, experimental, surrealista… El cine reducido a la mínima expresión, el director, su cámara y la actriz viajando triangularmente entre las mencionadas ciudades con lo puesto, sin el lastre siquiera de un guión a modo de brújula. Un grito, una reivindicación de que el (séptimo) arte puede realizarse con el mínimo recurso y la máxima creatividad.
Sorprendente fue su elección para concursar en un Festival como el citado dadas las características de la película, criticado acaloradamente. Igualmente ha sido tachado su director de mofarse de su propio público y estar tan pagado de sí mismo tras sus continuados éxitos que se permite una salida de tono de este calibre. Por el contrario, otras voces defienden el contrapunto que la película aportó al Festival y cuántas mentes adormiladas despertó, otros acérrimos de Kim Ki-duk defendieron su capacidad de cambio y toma de riesgos…
Mi personal opinión, pasado el shock inicial, recae en la defensa del producto y el director. Arriesgado? Sin duda. Imperfecto y lleno de gazapos y descuidos? Sin duda. Insulto al público y mala elección del Festival? En absoluto, pues todos aquellos que se adentran en un evento de estas características han de estar abiertos a las sorpresas que el cine aún depara, y que estábamos ante un director extraño y peculiar, es un hecho sabido y raro resulta que no realizara antes una provocación cinematográfica. De cualquiera de las maneras, y ante la ausencia de verdades absolutas y teniendo únicamente opiniones, atenderemos al hecho fáctico de que “Amén” creo debate, hizo que el público discutiera de la película, del cine y el modo de hacerlo, de lo que es arte hecho fotogramas, de lo que no, y eso, siempre, es interesante y motor de cambio y mejora.
-Enoch-
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