Dexter fletcher (a quien conocemos en su faceta de actor en producciones como Lock & Stock) salta a la dirección con este largometraje escrito por él mismo en colaboración con Tim Cole y Danny King. Su opera prima compitió por varios galardones en el 59 Festival Internacional de Cine de San Sebastián alzándose finalmente con el Premio de la Juventud.
La película ostenta como título el sobrenombre del personaje protagonista, Bill Ward, que, debido a su vida delictiva, es forzado a pasar ocho años en la cárcel. Una vez fuera irá al encuentro de sus hijos, que, tantos años después, ya apenas conoce (ni ellos a él). Sin embargo, y contra todo pronóstico, intentará recuperar el tiempo perdido y erigirse como un gran padre para ellos tratando de inculcarles una educación que los conduzca por un camino bien distinto al que a tantas desgracias le ha llevado a él. Pero no será fácil ni un camino de rosas, pues sus hijos pronto tomarán contacto con antiguos conocidos de Bill, criminales…
Pese a lo quizás manido de la historia y a una cierta sobredosis de lección moral en su relato (y un cierto tufillo a telefilm) es esta película un producto de cine indie fácil de ver y fácil de disfrutar… ¿por qué? Pues pienso que en gran manera debido tanto al trabajo de guión que regala situaciones y diálogos interesantes sabiendo llevarnos por el camino del drama pero sin buscar la lágrima fácil y mezclarlo con humor negro y ácido, como a la interpretación del elenco protagonista (Charlie Creed-Miles, Will Poulter, Liz White, Sammy Williams, Leo Gregory, Neil Maskell, Iwan Rheon..) realizando, cada cual en su papel, un trabajo creíble y cercano al espectador que empatiza e implica con la historia con mucha facilidad.
Es una película pequeña, discreta y que no brilla por su originalidad, pero , aún y con todo ello, un film agradable, entretenido ,y pese a la alta dosis de “moraleja”, interesante.
-Enoch-
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