Valoración: 5/10
Wang Xiaoshuai (“La bicicleta de Pekín”, “In Love we trust”…etc) dirige y rubrica el guión sobre el que se asienta este preciosista drama histórico que compitió en la sección oficial a concurso del 59 Festival Internacional de Cine de San Sebastián sin conseguir seducir ni a sus espectadores ni a los profesionales de prensa.
La película nos ubica temporalmente en China en la época previa al fallecimiento de Mao Zedong y geográficamente en una zona rural (en la provincia de Ghizhou) de hermosos y bucólicos paisajes… En ese momento y lugar encontraremos a Wang Hang, un niño de 11 años que, en sus correrías y por puro accidente entra en contacto con un asesino fugado y perseguido por las autoridades. Entre el criminal y el niño y sus amigos se establece la complicidad y el secreto…
Si bien el argumento del film puede sonar mínimamente trepidante, su puesta en práctica sobre la pantalla sufre de un ritmo en extremo pausado, que se regodea en lo contemplativo y rellena espacios interminables de tiempo con miradas melancólicas a un pueblo, una cultura, al borde del cambio, a la inocencia moribunda de unos niños destinados a crecer demasiado deprisa… pero los ojos que observan, si bien se visten de imágenes de extrema belleza, no tienen lirismo alguno en el alma, con lo que, lo que podía haber sido un poema visual construido sobre una historia sencilla como hilo conductor, termina siendo un suceder de imágenes e historia a trompicones durante unas estiradísimas dos horas que terminan haciéndose, para la audiencia, interminables.
Eso sí, en su favor he de romper la lanza de lo hermoso de su fotografía, cuidadísima, y que regala a la retina imágenes inolvidables, pese a que el tedio al que invita la arrítmica narración intente ahogarlas en el olvido de un bostezo.
Visualmente atractiva, formalmente fallida.
-Enoch-
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