La saga Cabin Fever, pese
a sus escasos medios y una clara vocación de Serie B, confirma, con esta
tercera entrega, una buena salud, mejor incluso, en creatividad y
entretenimiento, que otras más pudientes y empeñadas en contar lo mismo una y
otra vez y con cada vez con menos gracia.
En esta tercera parte de
las aventuras del virus asesino, viajaremos al pasado, al origen de todo mal en
un laboratorio perdido en una apartada isla donde unos no muy cuidadosos y sí
extremadamente peligrosos experimentos tienen lugar y donde el primer paciente
inmune es retenido en cautividad para su estudio. A este paraíso letal llegará,
por supuesto, la cuadrilla descerebrada de turno, en esta ocasión en plena
celebración de una alocada despedida de soltero. Apenas pisen la isla, el virus
se unirá a la fiesta haciendo las sangrientas delicias de los espectadores.
“Cabin Fever 3” tiene un
formato muy específico para una audiencia muy específica, aquella a la que
divierte la casquería y que no mire con lupa los innumerables sinsentidos
científicos presentados, pues nos encontramos ante un producto filmado como la
más clásica Serie B y orgulloso de serlo, una película en busca del
entretenimiento y la cómplice carcajada.
El film nos presenta
personajes estereotipados viviendo situaciones llenas de clichés pero
correctamente enlazadas y contadas con un ritmo vivo salpicado de bromas
básicas y momentos surrealistas. Se hace llevadera, pero cuando la marea de
sangre se libera completamente en el último tercio, la hilarante narrativa
alcanza un cénit que la pone por encima de la media poniendo ante los
incrédulos ojos del espectador carcajeante muertes de lo más creativo, surrealista
y divertido (repito, ideales para amantes de Serie B, si no abstenerse pues no
se le verá gracia alguna). En conclusión, ¿es mala? Bastante ¿divierte? Aún
más.
-Enoch-
Trailer:
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