Valoración: 9/10
Lucky McKee dirige, en su línea de películas inquietantes y rompedoras (“May”, “El Bosque Maldito”, “MOH:Metamorfosis” ), una perturbador film, “The Woman”, continuando la historia de la (fallida) película de 2009 “Offspring”, de Andrew van der Houten basada en una sangrienta novela de Jack Ketchum. McKee, con su muy particular forma de hacer cine y su muy personal manera de contar historias se alzó en el festival de Sitges de 2011 (tras haber cosechado varios éxitos en festivales del otro lado del Atlántico, como Sundance ) con el galardón al mejor guión para “The Woman”, así como cosechó reverencia de crítica y público (y algún que otro detractor, pues su cine si algo no provoca es indiferencia) tanto allí, como en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián donde estuvo muy cerca de alzarse con el premio del público al mejor largometraje.
El film arranca donde nos dejó el anterior, con una mujer salvaje, herida, única superviviente de un feroz clan caníbal masacrado por la policía, intentando subsistir en lo más profundo del bosque, oculta, en comunión con la naturaleza. El azar la pondrá frente a frente con un cazador local, que pronto se encaprichará de la mujer salvaje y decidirá hacerla su presa y moldearla a su antojo, implicando en el proyecto a su propia familia.
“The Woman” se asienta no sólo en la fortaleza de un guión de una indiscutible calidad, sino también en unas interpretaciones brutalmente eficaces. Pollyanna McIntoch, borda el papel de la mujer salvaje, sabiendo traducir en gestos y miradas todo un abanico de sentimientos y sensaciones que llegan con total claridad a la mente (y estómago) del espectador. Angela Bettis, la actriz fetiche del director con la que ya trabajó en “May” o “Metamorfosis”, junto a Sean Bridgers, Lauren Ashley Carter… dan vida a la familia aparentemente perfecta e internamente más que desestructurada que la “acoge”. Igualmente todos ellos, desde el marido perturbado hasta la mujer sufridora o sus antitéticos hijos crean un mosaico de personajes creíbles y cercanos, que juegan con las emociones de la audiencia despertando odios, ternura, miedos, indignación…
A las ya mencionadas fortalezas de la película hay que sumar el uso de la música a lo largo de la misma. La banda sonora, a cargo de Sean Spillane ejerce un influjo indiscutible, orienta y guía las emociones, deleita, molesta, se hace estridente o acariciadora… Su omnipresencia e importancia dentro del film resulta un elemento arriesgado, pero, a mi forma de entender, efectivo y todo un acierto en este caso.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, pese a tratarse de una secuela, “The Woman” funciona perfectamente de una manera autónoma, en nada influye su condición para su correcta comprensión y disfrute, el trasfondo de la “Mujer Salvaje” con la que se abre el film no resulta fundamental ni establece verdadera diferencia para lo que la película pretende mostrarnos y transmitirnos.
McKee explora en esta arriesgada película el horror más puro, aquel que se esconde tras fachadas y rostros normales y humanos, obliga al espectador a replantearse el concepto de lo moral, de lo correcto, nos desnuda la criatura con mayor poder para el mal, el hombre, y sostiene nuestros párpados hipnotizados por las imágenes, por la música, nos hace testigos del horror más puro y a la par más real, sin imaginería extraña, sin recursos escénicos que hagan tambalear la veracidad, la terrorífica verdad de que el terror puede vivir en tu consorte, tu conocido, tu vecino…
En conclusión, una película en absoluto agradable de ver (más por lo psicológico que por lo visual, como siempre ocurre con este director, elegante en sus metáforas y en lo que elije mostrar y ocultar) pero de una gran calidad técnica e interpretativa. Una historia necesaria, una película imprescindible. Altamente recomendable.
-Enoch-
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