Dirigida por Sergi Vizcaíno y con un guión de Dani Padro XP3D es la española respuesta a las adolescentes producciones de terror que se suben al carro de la fiebre del 3D para atraer público a las salas...
La película nos cuenta la historia de un grupo de estudiantes de psiquiatría que, en pos de mejorar sus notas aceptan realizar un peculiar trabajo de campo propuesto por un también peculiar profesor. Dicho encargo consistirá en comprobar la existencia de los fenómenos paranormales en un pueblo abandonado de sugerente nombre, Susurro. Allí, los estudiantes, junto a la hermana de una de ellas, investigarán las leyendas locales, se internarán en las minas de sal y abrirán puertas a lo desconocido...
Plagada de caras conocidas y populares por sus intervenciones en televisivas series (de dudosa calidad) como Maxi Iglesias o Amaia Salamanca, entre otros, la película se regodea en el lucimiento del palmito de ellos y ellas (impagables planos fijos de culos3D) como reclamo del más joven sector de la audiencia. Quizás sea este recurso paliativo de la propia conciencia del film de sus múltiples debilidades, pero que, para el espectador medio, no será suficiente. El guión, tópico, típico y predecible hasta extremos indecibles arrastra al pensamiento de si pretende reírse de quien se aventura a su visionado o si se ríe de sí mismo. Las interpretaciones, sin excepción, resultan carentes de emoción, credibilidad o calidad alguna... los pilares más básicos de cualquier producción cinematográfica se tambalean, y el "susurro" de la sala no es otro que "¿esto es en serio?" (cuando no... "cómo he pagado para ver esto").
En su favor y entre tamaño despropósito, salvable resulta alguna de las muertes (unas por lo aceptablemente hechas y creativas y otras por librarnos de algún personaje insufrible) y un uso del 3D bastante más aceptable de lo esperado dada la calidad del conjunto, con algún guiño incluso brillante.
No obstante, sus factores en contra superan por goleada aquellos que podrían salvarla de la quema y se queda en un producto desastroso al ojo del cinéfilo. Mala, realmente mala, pero en honor a la verdad, incluso divertida para en un momento dado ver entre amigos, cerveza en mano y comentar cada detalle...
- Enoch -
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