Kevin Smith, director de culto que creara obras como
“Clerks”, “Dogma” o “Persiguiendo a Amy”, entre otras, pega un giro de
trescientos sesenta grados para adoptar un tono más serio (aunque cierta ironía
subyacente se filtre, inevitablemente) en su laureada “Red State”. Su película
se alzó en el festival de Sitges de 2011 con el galardón al mejor largometraje,
así como también lo obtuvo su actor
principal, Michael Parks, por su inquietante intrepretación. Tras ello fue
proyectada en la Sección a Concurso de la Semana de Cine Fantástico y de Terror
de San Sebastián, donde tuvo una aceptable acogida.
El film, basándose en los hechos reales acontecidos en la
que fue llamada Iglesia Bautista Westboro, liderada por Fred Phelps, nos narra
la desventura de tres jóvenes que, siguiendo los dictados de sus revolucionadas
hormonas atienen al anuncio de una mujer madura hambrienta de sexo. Pero no
será placer lo que encontrarán en su encuentro, sino el lado más oscuro de la
fe profesada por una comunidad que se cree en posesión del derecho de juzgar
moral y ajenos actos así como de sentenciar vida…o muerte.
Ácida y dura, “Red State” introduce al espectador, sin
tapujos, dentro de la crueldad de la violencia que la historia nos ha
demostrado en más de una ocasión pueden mostrar las sectas radicales. Bien
interpretada por un elenco de actores que aportan veracidad a sus papeles y
entre los que destacan el ya mencionado Michael Parks y la siempre correcta
Melissa Leo y un con un guión que guarda más de una vuelta de tuerca
interesante, Kevin Smith ha creado una película, que pese a no asemejarse a
ninguno de sus trabajos anteriores y resultar un radical cambio en los campos
cinematográficos que pisa, no se tambalea sino que crea un producto, sino
inolvidable, si contundente, ameno, e interesante.
-Enoch-
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