martes, 13 de septiembre de 2011

Cazadora de Dragones


Medianoche… La noche es oscura y helada…una brisa que parece proceder del aliento del mismísimo Dios del invierno y las cosas muertas, sopla moviendo suavemente los jirones de niebla y limpiando el negro cielo de los últimos vestigios de la tormenta… Retazos de negras nubes, van pasando frente a la luna, creando fantasmas y sombras en el árido y rocoso terreno…. Silencio… Un silencio de sepulcro… de muerte sin resurrección, cubre el desolado páramo…No hay nada que haga que la mirada se detenga, que el oído se aguce… silencio, sombras, frío …
Rocas, montes derruidos, alguna cueva…esqueletos resecos que le dicen al observador que aquí alguna vez existió vida… que este lugar vio el movimiento de los siglos al abrigo de añosos bosques.
Pero que ahora… solo mas rocas…
Desolación hasta donde llega la mirada…
Hasta el gran lago pareciera ser solo un pozo de brea espesa.
A medida que el cielo se despeja la luna derrama su luz en esa porción de tierra detenida en el tiempo… Asoma su gran disco de plata y envía su luz para descubrir… nada… todo se ve igual… Solo se confirma la ausencia total de colores, de matices… Negro, gris, algún ocasional plata opaco, sin brillo…

De pronto… Un roce de metal contra piedra y un brillo antinatural…
Movimientos en la entrada de la cueva…
Alguien estaba a la espera, cobijándose, una sombra entre sombras… Y se acerca al lago.

Hace horas que mantengo mi posición… estoy acostumbrada a la inmovilidad… al silencio… a acechar sin ser vista…
Está cerca…
Lo siento, lo presiento, lo leo en las lentas ondas de la niebla, lo huelo en el frío aire que cala mis ateridos huesos…
Me levanto lentamente… ahora estoy segura de no ser observada… mi pesada espada roza la roca cuando me enderezo… La luna refleja en mi manchada armadura…
Tengo que llegar al lago.
Necesito limpiar toda esta sangre de mí… necesito lavar la pátina de miseria que me cubre.
Ayer maté a la última hembra…
Oh! Dios! Era tan bella… tan grácil… Toda blanca, azul y azabache… cual si hubiera sido construida directamente de las manos de algún extraño Dios artesano usando solo alabastro y lapislázuli…Tan agotada… Tan vencida…
Lágrimas de pesar, corren por mis manchadas mejillas y las seco de un manotazo…
La Cazadora no se puede permitir tal debilidad… Por mas cansado que se halle su corazón.. Por mas rota que tenga el alma…
Soy La Cazadora…
No puedo sacudirme la imagen… Su tembloroso cuerpo tan viejo como el tiempo mismo, pero aún regio…
Su grácil cuello manchado por el río de rubí que mi espada había desbordado con un casi gentil roce…
Sus ojos cuando me miraron… sus increíbles ojos apagándose… pero fijos en los míos… trenzados en mi mirada en un agarre despiadado… con un final reconocimiento …sus ojos llenos de comprensión y piedad… sí… piedad por mí… por la cazadora… por la que la acechó y acosó a través de las distancias… de los siglos… la que uno a uno diezmó a los de su raza… la que uno por uno asesinó a sus hijos y sus hermanos, a toda su maldecida progenie…
A la que, si los astros estaban de su parte, quizás esta misma noche termine su misión matando al Ultimo…
Al que la había evadido desde el primer día…
Se que él sabe… se que sabe que ya asesiné a su hembra… se que sabe que ya no hay más donde correr… que se acabó… que es lo mejor… que él pretende lo imposible… que esta mezquina raza, predadora y despiadada para la cual este planeta fue reservado, jamás lo entenderá.
Jamás será capaz de ver mas allá de su aspecto.. Ya ha sido demostrado…
Crías sacrificadas por doquier.
La raza diezmada por seres de inferior capacidad y fuerza pero mayores en crueldad y maldad… una raza de verdaderos malditos. De seres inmundos incapaces de sentir piedad alguna…
A lo largo y ancho del mundo he visto a muchos, asesinados de las más crueles y despiadadas maneras. Torturados hasta quebrarlos, apresados, encadenados, mutilados…
Y yo soy la solución piadosa de un Dios Irónico y sádico… Este Dios que me tomó de lo que era y me puso en esta piel…
Que me encomendó encontrarlos a todos y cada uno y darles piadosa muerte… Enviarlos a donde tienen que estar… Reunirlos de nuevo con las estrellas, en las alturas insondables…
Donde solo sean alcanzados por la mirada… por la leyenda…

Yo soy la Cazadora… la muerte piadosa y silenciosa y esta noche mi misión termina… termina mi dolor… termina mi cansancio…

Llego hasta la orilla del lago… una a una, me despojo de las piezas de esta armadura que visto desde que recuerdo…
A medida que me voy descubriendo, el frío aire me acaricia la piel… esta piel que me fue prestada…
Tranquila, le digo a mi anfitriona… ya falta poco…
La caricia de la brisa va despertando sensaciones… me saca del entumecimiento en el que vivo… mis nervios se agitan en la superficie blanca y sin mácula que me cubre… extiendo mis brazos, mis dedos, y los observo como si los viera por primera vez… son finos y gráciles… parecieran inadecuados para empuñar la enorme espada que me acompaña… para regar muerte y extinción con unas cuantas flexiones de estos delicados músculos que cubren este delicado esqueleto…
Miro mis dedos… largos, elegantes… de suave toque…
Bajo la mirada… mi cuerpo entero refulge cual plata bruñida a la luz de la madre ancestral…
Mis pechos, turgentes y perfectos, con sus puntas rosadas contraídas por la helada caricia de la brisa… pechos que jamás han sido tocados por una áspera mano masculina... que no han sido adorados en todo su esplendor, que ningún toque jamás sonrojo ni sobresalto… mi vientre…
paso mi mano suavemente por él…
Un vientre creado para crear, pero que nunca acunó ninguna vida en su interior… un vientre tan yermo como el páramo en el que estoy parada… mis piernas… columnas perfectas de alabastro… mi centro… cubierto de suave vello dorado… apenas visible… ese centro que tendría que haber albergado la dura vara de un macho, que tendría que haber vibrado y corcoveado al ritmo de los empujes de fuertes caderas, insuflando en mi interior esa magia que crea vida…
Mis caderas… con la amplitud apropiada…
Sacudo la cabeza…
Todo ello inútil… desolado y árido…
Solo me ha acompañado la soledad y la sangre…
Soy la Cazadora… no una mujer… una creación asesina, despiadada, inamovible… imparable… una perfecta maquina de muerte… no una dadora de vida…
Me voy adentrando en el agua helada… Bien…Me limpiara, me purificara para lo que se acerca… calmará mis ansias… ansias que ya no valen… para las cuales ya es tarde… Tengo una misión… y hoy se completa…
El agua me llega hasta el pecho ya… echo mi cabeza hacia atrás y mojo mis largos cabellos. Son casi blancos… y bajo esta luna brillan como hebras de plata...
Lo llevo largo hasta debajo de mis glúteos… no por nada en especial… solo nunca tuve interés en hacer nada con el… solo lo deje crecer…
Mi tierna carne se eriza con el contacto íntimo y frío del agua… veo el reflejo de mi rostro frente a mi…
Me construyeron Blanca y gris… respetaron mis colores anteriores… mis ojos son del color del letal acero que empuño…
Mi piel y mis cabellos, cálida plata…
Roja por dentro … como todos… Y mi delicada piel está surcada de cicatrices… por los lugares por los cuales ese rojo trató de fluir fuera de mi… de interrumpir mi misión… De vulnerar la única forma digna y piadosa de partir de aquí, para aquellos que una vez fueron mi raza…
Me lavo, frotando fuertemente, la sangre de ella… la dejo en el agua… que se mezcle y se purifiquen mutuamente... la lavo de mi y la vuelvo a llorar… mis lagrimas ahora mezcladas con el agua y su sangre…
Bebo un trago antes de que se diluya del todo.
La llevaré dentro mío cuando todo termine… como debe ser… para partir los tres unidos otra vez… me hundo en el agua y me dejo ir… descansando mi mente y mis miembros en su gélido abrazo… abro los ojos y veo la luna ondeando sobre mi… bañándome en su luz… me hundo lentamente… mis manos acariciando la tersa liquidez que me rodea… la siento deslizarse entre mis dedos…ya no hay lagrimas ni sangre… solo agua transparente y silenciosa… Y si todo terminara ahora… No lo podré soportar… mi corazón estallará en llamas de agonía en el mismo momento en que lo enfrente… mi visión se empieza a nublar… imágenes surcan mi mente… imágenes de crueldad, de seres portentosos y regios, quebrados, encadenados, torturados por esa infame raza invasora…
Con un agónico y silencioso alarido que me desgarra el pecho me impulso férreamente hacia la superficie… hacia el aire y la agonía de la misión por completar…
Soy nuevamente La Cazadora…
La matadora…
La letal sombra que aniquilo a toda una raza…
La que lleva cientos de años sobre esta tierra sembrando el miedo a las sombras y la muerte piadosa….
Llego hasta la orilla y comienzo lenta pero firmemente a cubrir este frágil cuerpo por última vez.
Lo hago con la solemnidad de un rito cumplido miles de veces… Las miles de veces que empuñé mi espada y segué vidas… Las miles de veces que me bañe en esa sangre adorada y poderosa… Las miles de veces que con cada corte, cada muerte, me di muerte a mi misma…

Ya casi, pienso…

Él está escondido en la profundidad de una cueva no muy lejos de la Cazadora… Él huele la determinación de ella.. La tiene incorporada a su ser… La siente cuando se mueve, cuando sufre, cuando mata… Agoniza cada vez que la siente…
El sabe que ella mató a su hembra…. Y sabe lo que eso significa…
El trató de evitarlo, de convencerla de quedarse a su lado, de seguir escondiéndose… pero no… Ella estaba cansada de huir… ella sentía que era tiempo, que ya había sido suficiente… que ya era momento de rendirse y volver al lugar al que sí pertenecían… al lugar donde solo los mitos habitan…
Que finalmente se había dado cuenta de que esta raza depravada no valía ni merecía el sacrificio de ellos por encaminarlos ,por enseñarles, por advertirles que si seguía igual ocasionarían su propia destrucción…
Ella partió con una última mirada hacia él… le entregó todo su infinito amor en una sola y larga mirada… rozó su cuello con su cabeza y partió… él la sintió morir poco después… el sintió el tajo fatal… él la vio a través de sus ojos… vio su terrible dolor y agonía… rugió y rugió de dolor y de rabia… Por que tanto dolor… por que tanto castigo… su enorme sabiduría no lo ayudaba a entender los cínicos designios de estos dioses dementes… no alcanzaba para comprender el enfermizo juego en el que fueron piezas principales…
Rugió y rugió, se desgarro la garganta… golpeo enloquecido las rocas que lo rodeaban que lo aprisionaban… se debatió en la agonía mas profunda y por fin, tomo la decisión… Hoy terminaría todo…
Hoy era el fin…
Hoy acabaría con la persecución y vengaría a su raza…

El la siente acercarse… comienza a salir de la caverna a medida que ella, todo determinación y plata refulgente se acerca… se sienten mutuamente… sus mentes se tocan se enredan en una vals mortal y despiadado… Están danzando al ritmo de su muerte.
Están trabados en combate aun antes de encontrarse..
Se acercan cada vez mas… ya falta poco…
Se huelen…
Se presienten..
Cada uno quiere adelantar al otro en este ataque feroz…

Cada vez más rápido… garras raspando la piedra… talones golpeando la dura roca…

Es una carrera letal…

Ella frena su carrera… todo su cuerpo vibra… su respiración se acompasa su postura casi felina en la tensión previa al ataque… balancea su enorme espada sobre su cabeza aferrándola con ambas manos para que el golpe sea mas mortal…
la luna se refleja en el filo lanzando frías luces de muerte a su alrededor…
El frena su carrera… Agazapado… terrible pesadilla en negro azabache y rojo… pero no de sangre… de furia… sus ojos entrecerrados brillan con todos los fuegos del infierno…las garras prontas…
la cola repleta amenazantes de púas moviéndose lenta, cadenciosamente..
Brillos mortales se desprenden de sus púas negras…
Sus dientes afiladas dagas, prontas a morder y desgarrar…
Se miran fijamente… la fría plata de la mirada de la cazadora en el rojo ardiente de la mirada de el… se miden…. Se evalúan… comienzan a moverse en círculos, uno frente al otro tratando de aventajar a posición…
el la huele…
aspira sus emociones el olor a determinación mortal que emana de ella…
y algo mas…
qué es… ?
Ella huele el aire… huele su furia, su terrible y rasgante dolor… su horror por la raza extinta, por la muerte de su hembra…
huele su enorme desolación por ser el ultimo… el ultimo portento… el ultimo de su raza…
El Ultimo Dragón…

Él la mira sin poder apartar su mirada ni un segundo… se siente perdido en esa mirada… pensó hallar odio en ella…
Lo que ve lo hace dudar… lo confunde… Que está pasando…? Porque cree reconocer aquella mirada.. ?
Ella lo mira… posa sus ojos en su enormidad y fiereza…en las duras escamas brillantes que lo cubren, en la majestad y belleza de su rostro… en la dignidad de su pose… el no la reconoce, no como la reconoció ella, la hembra.
El mágico baile de muerte continua a la luz de la luna…
Él atisba sus cabellos saliendo por detrás del yelmo… sus ojos… sus colores…
Como puede ser que vea algo familiar en esta humana?
En la cazadora de Dragones?
En un miembro de esa raza maldita y destructiva que tanto dolor y muerte provoco en su raza…
Él no sabe… Ella… La única que podía dar muerte piadosa a los demás miembros de su raza… la única con tanto amor a los suyos como para llevar a cabo semejante tarea… destruyéndose a si misma en el camino… La única que se podía sacrificar de ese modo… por eso los dioses la tomaron y la mudaron a esta piel humana… para que pudiera llevar hasta el final esta horrorosa tarea… Dar piadosa muerte a todo y cada uno de sus hermanos y hermanas, a cada uno de sus amigos… y moverse en medio de la maldita humanidad sin ser detenida ni retrasada… Trescientos años le llevó… trescientos años de pisotear su alma y calcinar su corazón en las llamas de la culpa y el dolor… trescientos años de pena inconmensurable que se terminan hoy…
Ve algo de reconocimento en los ojos de él… algo de incredulidad…

Se deciden a la vez… el relaja en algo su postura… retrae sus dientes… ella baja su espada… deja su postura agazapada…
Ella se quita el yelmo…
Ella da un paso…
Se esta acercando a él con la mano extendida…
El retrocede…
Ella habla…
Padre… dice con voz estrangulada…
Padre, soy yo…
Padre debo matarte, pero antes debo pedirte algo…

El la reconoce… el comprende por fin el dolor que le llego de su hembra… el comprende por que ella se entrego a la muerte mansamente… el por qué de la extraña conexión que lo unía a esta criatura…
El dolor lo llena. Lo asola completamente, lo paraliza…
Él la escucha…
Ella le dice…
El la mira…
De a poco la comprensión, la pena, el amor apagan el fuego en sus ojos…
Se vuelven casi blancos… refulgentes de plata…
La mira… es la criatura que tanto recuerda,… que el y su hembra tanto amaron…
Es la combinación de los dos… negro medianoche y blancura lunar…
Ella es la suma de los dos… iba a ser una reina para los suyos… en su cabeza pendía ya en el momento de su creación el ser la guía y destino de todos los dragones en la tierra…
El día que ella desapareció el mundo se tornó negro… sin luz… y los humanos comenzaron a diezmarlos…
Y surgió la Cazadora… La despiadada… la que de una manera terrible, si terminó siendo el destino de su raza…
El continúa escuchándola…

Ella termina de hablar…
El baja la cabeza y se inclina ante ella… él la mira… Las lagrimas corren por su cara descontroladas abundantes… rojas… ella… tan seca de llorar, está llorando sangre por él… por lo que esta por hacer…
Ella se desprende de su armadura y empuña su espada…
Ella articula silenciosamente… “Adiós padre mío”, “cumple tu promesa”.
Y la espada baja…
El siente el golpe… se deja ir… la ve arrojar la espada y correr a él… arrojarse sobre su escamoso cuello y aferrarlo desesperadamente…
En un último estertor le dice “vamos, ya es hora” Y alzando su poderosa cola la deja caer sobre la espalda desnuda de la cazadora atravesándole el corazón…
El la envuelve apretadamente con un ultimo movimiento de su cuerpo y mientras la mirada de ella queda fija en esa gran luna de plata, en el firmamento, le dice…
“Es hora, ya terminó, ella nos espera…”
- Morgana le Faux -
 

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