Jason Wulfsohn dirige esta película de origen inglés que nos transporta a un movidito desierto de Namib.
A él llega un científico muy habituado al duro trabajo en los laboratorios, pero no al trabajo de campo. Sus conocimientos y habilidades se pondrán a prueba al comenzar a aparecer cadáveres por doquier, a producirse extrañas matanzas por un extraño ser. Junto con otros supervivientes de la base del desierto, ha de investigar qué se esconde tras la muerte y la indestructible criatura.
Esta película, con un aire muy “de telefilme”, sin excesivo presupuesto, resulta un cómodo entretenimiento que no nos exige demasiado esfuerzo mental ni nos ofrece demasiada calidad, sólo entretenimiento y tampoco muy creativo ni espectacular.
Sus localizaciones son quizás el punto más fuerte de su puesta en escena, los efectos especiales son bien discretos (y malos por momentos), las interpretaciones y el guión no resultan en absoluto memorables y el la resolución de sus nudos argumentales, como en tantas otras ocasiones, se presenta tramposa para con el espectador.
Prescindible.
Enoch
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