Nick es un aventurero joven surfista que, junto a su
hermano y unos amigos, decide instalarse en las costas de Colombia para
comenzar un nuevo proyecto de vida. Querrá el destino que allí conozca a María,
una joven ante la que caerá rendido y con la que pronto comenzará una intensa
relación amorosa. Pero lo que Nick no esperaba es que la joven perteneciera a
una de las familias más influyentes del país, que fuera la sobrina de Pablo
Escobar. Lo que comienza como un viaje de ensueño, no tardará en poner a prueba
al joven y su capacidad de adaptación…y supervivencia.
Andrea Di Stefano dirige y escribe el guión de esta
película, coproducción entre Francia, Bélgica y España que cabalga entre varios
géneros cinematográficos. Flirtea con el melodrama romántico adolescente, se
aventura en el cine negro, el de acción… para crear un viaje por las emociones
que no siempre funciona tan bien como debería.
Un acierto resulta la elección del reparto, con una
galería de secundarios interesantes, y sobre todo un Benicio del Toro que con
su contundente presencia escénica, resulta ideal para encarnar la amenazante y
carismática figura de Pablo Escobar. Josh Hutcherson (Los Juegos Del Hambre)
será el encargado de interpretar a Nick y dar réplica al titán y, quizás, sea él
uno de los pilares más tambaleantes del film, puede que por la inevitable comparativa
con Del Toro (en la que sale perdiendo) o por más de una inverosímil situación
que le hace vivir el guión a su personaje restándole así credibilidad.
Pese a lo atractivo de su planteamiento inicial y sus
muchas virtudes técnicas, “Escobar: Paraíso Perdido” no termina de funcionar.
Pese a sus dos horas de duración, su narrativa es errática y el guión no
termina de hilar con la suficiente eficiencia los distintos bloques temáticos,
perdiendo así no sólo credibilidad sino peso dramático, empatía con ciertos
personajes… La relación amorosa entre la joven pareja se siente atropellada, el
avance de Nick dentro de la familia Escobar, confuso.
Quizás en la parte más ligada al bloque del thriller y
acción sea donde guión y montaje mejor funcionen, pero para entonces, sus
carencias ya han quedado demasiado patentes.
Un film que se queda a medio gas donde lo más brillante
es la sombra de Benicio del Toro que todo lo cubre. Una película que entretiene
pero no en demasía, de consumo fácil y más fácil olvido. Pasable para una tarde
aburrimiento,
Enoch
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