Año: 2014
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Tim Burton
Guión: Scott Alexander, Larry Karaszewski
Música: Danny Elfman
Fotografía: Bruno Delbonnel
Reparto: Amy Adams, Christoph Waltz, Danny Huston, Jason Schwartzman, Krysten Ritter, Terence Stamp, Heather Doerksen, Emily Fonda, Jon Polito, Steven Wiig, Emily Bruhn, David Milchard, Elisabetta Fantone, Connie Jo Sechrist, James Saito
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Valoración:7/10
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Margaret y Walter Keane son un matrimonio de artistas,
amantes de la pintura en busca de una fama que no termina de llegar. Él pinta
paisajes urbanos parisinos, ella unos extraños niños de enormes y expresivos
ojos tristes. El destino querrá que sea la melancolía de esas miradas
infantiles quien comience a captar la atención del público y haga que el éxito
llame a su puerta. Walter, alegando sus notables capacidades para el marketing,
decide, sin consultar a Margaret, que hará pasar la exitosa obra como suya. El
dinero comienza a entrar a raudales, así como los secretos y el malestar de una
vida de mentiras.
Tim Burton abandona el toque oscuro y siniestro de su
obra habitual para virar hacia un mundo de melancólico color en esta obra, un
biopic inspirado en personas y hechos reales, cosa que ya hizo con “Ed Wood” y
a cuyo estilo se aproxima, aunque con unos resultados no tan virtuosos ni
arriesgados como obtuvo con aquella.
En Big Eyes destacaremos una labor de ambientación
estupenda, con un especial cuidado a los decorados, el maquillaje y peluquería
o el vestuario. A ello se le suma la atmósfera musical del siempre eficiente
Danny Elfman y la agradable colaboración en la banda sonora de una figura como
Lana del Rey. Finalmente, y lo más destacable, a mi parecer, es la espectacular
fotografía de Bruno Delbonnel, que no sólo despliega una paleta de colores que
desbordan la retina y dan un toque personal al film, sino que el aspecto
pictórico parece extrapolarse a cada fotograma, un acierto.
No podemos hablar de “Big Eyes” sin comentar la labor de
sus protagonistas. Amy Adams, interpretando a Margaret Keane, borda una vez más
un papel lleno de matices y con una potente carga emocional que sabe transmitir
con absoluta credibilidad, desde la sonrisa más radiante, a la rabia o la más
sentida lágrima. Por su parte, Christoph Waltz, en el papel de su marido y
usurpador de su fama, Walter Keane, arranca bastante bien configurándose como
un seductor villano de manual, pero termina siendo una caricatura de sí mismo
que concatena escenas supuestamente cómicas que, particularmente, me enervaron
por su histrionismo que pienso destruye muchas de las posibilidades dramáticas
de la película.
Un buen film bien realizado a nivel técnico y con una
gran interpretación de su actriz principal, una película entretenida y
agradable de ver, pero que no se encuentra ni de lejos entre las mejores obras
de su afamado director.
Enoch
Trailer:
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