Año:2013
Duración:87 min.
País:Estonia-Georgia
Director:Zaza Urushadze
Guión:Zaza Urushadze
Música:Niaz Diasamidze
Fotografía:Rein Kotov
Reparto:Lembit Ulfsak, Giorgi Nakashidze, Misha Meskhi, Elmo Nüganen, Raivo Trass
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Valoración:7/10
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Corren tiempos de guerra, soplan vientos de conflictos
políticos y armados. Pero en la tierra por la que se lucha, hay remansos de
paz, áreas rurales alejadas de los núcleos urbanos, donde agricultores y
ganaderos continúan su sencilla existencia conocedores pero ajenos al
conflicto. En uno de estos lugares hallaremos
a dos hombres que trabajan los frutales, y que se encuentran en plena
recolección de mandarina, dos hombres cuyas familias han emigrado a la
seguridad que les ofrece Estonia, dos valientes que, como los árboles que
cuidan, hunden sus raíces en la tierra que les da sustento, la única que han
conocido y quieren conocer en su vida. Pero, aunque intenten ignorar la
situación bélica, ella no les ignorará a ellos y traerá una refriega que dejará
a dos moribundos frente a su puerta, uno de cada bando. Su calidad humana lleva
a los lugareños a cuidar a ambos combatientes bajo el mismo techo… con
consecuencias insospechadas.
“Mandarinas”, coproducción entre Estonia y Georgia, es
una película pequeña e íntima, pero con un mensaje humano enorme que
transmitir. Su falta de grandilocuencia y el tono que adquiere tanto narrativa
como moraleja, al filtrarse tras la mirada y experiencia de la gente más
sencilla, la del campo, hace absolutamente accesible la lectura de esta
historia, facilita la empatía y crea un poso en el espectador. Esta perspectiva
campesina de la guerra la comparte con la poética (y más artística) “Corn
Island”, también de Georgia, con la que se complementaría a la perfección.
Pese a lo peliagudo de su planteamiento, “Tangerines” se
desarrolla a un ritmo pausado, pacífico y silencioso, ambiente potenciado por
el estupendo uso de la música (tradicional) a lo largo del film, o la adecuada
fotografía que regala a la retina de la audiencia bucólicas imágenes de postal
plenas de calma y natural belleza. Quizás por ello consigue el doble efecto con
sus escenas de conflicto al contrastar de tal forma con el suave tono del resto
de la película. Un acierto en formas que consigue un muy adecuado efecto
anímico y reacciones en el espectador. Finalmente, lo más que correcto de la
interpretación de sus protagonistas, sumado a
un hábil texto en el guión, terminan de dotar de la necesaria verdad a
lo narrado.
Pienso por todo ello que esta película es un film, si
bien discreto, a tener en cuenta por lo bien realizado de sus formas y lo
necesario de su discurso. Interesante y recomendable.
Enoch
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