Una arqueóloga persigue un objeto entre el mito y la
leyenda, su búsqueda, filmada en todo momento por un documentalista, conducirá
sus pasos a París donde, tras unirse a un grupo de exploradores expertos en las
catacumbas que recorren el subsuelo de la ciudad, descenderá a las entrañas de
la Tierra. El reino de los muertos abrirá los brazos para recibir a unos
viajeros con destino al mismo corazón del infierno.
“Así en la Tierra como en el Infierno” es un film de
terror cuya dirección viene firmada por John Erick Dowdle (Responsable de otra
pesadilla claustrofóbica como fue “La Trampa del Mal”, o del remake americano
de “Rec”, “Quarantine”) que en esta
ocasión opta por el formato “found footage”, cámara al hombro y movimiento
extremo.
Los puntos fuertes de la película residen en las
localizaciones parisinas, un trabajo del elenco aceptable y algún tramo de su
aventura en el que la sensación de agobio y asfixia trasciende la pantalla y se
ve aderezados con algún que otro sobresalto inesperado. Por su parte el
estupendo montaje la dota de un ritmo trepidante que no deja respiro ni espacio
al aburrimiento.
Las debilidades del film nacen en su mayor parte de su
propio formato, en este caso, la mareante “cámara en mano” no aporta híper
realismo alguno, incomoda y molesta más que nos sumerge en la historia. Tampoco
ayudan la gran cantidad de agujeros que tiene el guión (del propio director
junto a Drew Dowdle) muy parco en explicaciones y cargado de demasiadas
contradicciones, sucesos gratuitos y situaciones que entiendo resultan
involuntariamente cómicas.
En conclusión, una película para pasar un rato
trepidante, eso sí, sin fijarse mucho en el detalle o sus imperfecciones pueden
hacer chirriar la diversión. Una buena idea sin pulir rodada en un gran lugar a
la que un buen guión y un trípode podían haber hecho magnífica pero que se
queda en mero vehículo para un rato de sencillo entretenimiento. Pasable.
Enoch
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