Un militar danés y su hija viajan por parajes alejados de
la civilización. La desaparición de la adolescente, que escapa junto a otro
joven por quien se siente atraída, desata la preocupación de su padre, que lo
deja todo para lanzarse en su persecución. La búsqueda se tornará más y más
metafísica cuando más se sumerja en los desérticos y oníricos parajes, trastabillando
entre realidad e imaginación.
Lisandro Alonso dirige esta extraña película sobre un
guión realizado por él mismo con la colaboración de Fabián Casas con el
conocido rostro de Viggo Mortensen a la cabeza del reparto, como absoluto
protagonista encarnando al militar, el eterno buscador.
“Jauja” es, bajo mi opinión personal, una de las
películas más duras presentadas en la 62 edición del Festival Internacional de
Cine de San Sebastián, que me sumió, como a otros muchos espectadores, en un
estado entre el tedio absoluto y la estupefacción extrema. Excesivos son 100
minutos de planos fijos interminables, que si bien paisajísticamente resultaban
hermosos, se hallan innecesariamente dilatados en el tiempo sin interés ni
acción alguna más allá de un sufrido Viggo Mortensen recorriendo la pantalla de
uno a otro extremo (en un formato cuadrado cuya utilidad sigo sin discernir).
Unos “giros” de guión tan surrealistas como incomprensibles, piezas de un puzle
que aún terminada y debatida la proyección, siguen sin encajar. Técnicamente la
película tampoco brilla, el vestuario se siente pobre, la fotografía,
desaprovechada pese a sus grandes posibilidades, la bso, no crea atmósfera
alguna…
Se habla de todos aquellos que se perdieron buscando “Jauja”,
vemos a este padre desesperando buscando a su hija, y el espectador que aquí
escribe se perdió buscando virtudes a este film… y ninguno de todos nosotros
encontró lo que buscaba. A evitar.
Enoch
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