Año: 2014
Duración: 104 min.
País: Estados Unidos
Director: Vic Armstrong
Guión: Paul Lalonde, John Patus (Novela: Jerry B. Jenkins,
Tim LaHaye)
Música: Jack Lenz
Fotografía: Jack N. Green
Reparto:
Nicolas Cage, Chad Michael Murray, Lea Thompson, Nicky Whelan, Quinton Aaron,
Martin Klebba, Laura Cayouette, Jordin Sparks
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Valoración:1/10
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Un padre y una hija se despiden en un aeropuerto, ella regresa al hogar familiar y se halla molesta porque su progenitor no tiene tiempo para compartir con ella al ambarcarse, en el instante mismo de su encuentro, en un vuelo del que es piloto. Pero sus rencillas serán el menor de sus problemas cuando un inexplicable acontecimiento tenga lugar afectando tanto a los que se encuentran en tierra, como a los que se hallan en el interior del avión. La gente comienza a desaparecer, dejando atrás únicamente sus ropas y pertenencias, un hecho insólito, global, que desatará el pánico por doquier.
Difícil es escoger por dónde empezar a analizar este despropósito de película dirigida por Vic Armstrong inspirada en la novela del mismo título obra de Jerry B. Jenkins y Tim LaHaye, puesto que, aún tratando de ser benevolentes, apenas nada salvable podemos encontrar entre sus fotogramas.
La historia está adaptada a trompicones, con agujeros narrativos a cada instante, con un dibujo pésimo de personajes sin trasfondo alguno. Mezcla ciencia ficción con cine religoso, de catástrofes... cogiendo lo peor de cada género, hibridando sin gracia alguna y sin conseguir despertar interés alguno ni por lo que cuenta, ni por cómo lo cuenta, menos aún por el destino de sus protagonistas.
En cuanto a estos, el elenco de actores capitaneados por un trasnochado Nicolas Cage en horas más que bajas, realizan un trabajo de ínfima calidad sin aportar la más mínima verdad a unos papeles ya de por sí, también catastróficos. Ni siquiera el aspecto técnico ni visual es salvable, mas al contrario, resulta tan escasamente cuidado que de principio a fin dota a la producción de un lamentable aspecto de "serie Z". Y lo que es lo peor de todo, pretende tomarse en serio a sí misma, y pese a la absoluta conjunción de desastres, no consigue despertar siquiera la broma y cachondeo entre la audiencia, sino que invoca al bostezo absoluto y a desaparecer, como los personajes, pero en el más apacible sueño. A evitar, completamente.
Enoch
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