sábado, 17 de marzo de 2018

Reseñas de los cortometrajes nominados a los Blogos de Oro 2018


La categoría de "Mejor Cortometraje" de los premios Blogos de Oro, patrocinada por Estrella Damm, va adquiriendo, a cada edición, mayor peso. En 2018, casi doscientas propuestas han elevado no sólo la cantidad, sino la calidad presentada en años anteriores. La criba y la eliminación de obras, camino a alzarse con el galardón, no ha sido en absoluto fácil, quedando en el camino diversos cortometrajes que bien pudieran haberse colado en el quinteto final y que por un estrecho margen no se han hecho con la nominación.  Analizamos los cinco flamantes finalistas:

“72%” de Lluis Quílez

Un entorno hostil, un planeta asolado por la sequía extrema, un grupo de individuos extremadamente dispares entre sí y una botella que, gota a gota, se va rellenando con letal lentitud. Esa es la propuesta argumental que, con tono de artística y surrealista distopía llama a la reflexión sobre aspectos tan cruciales como la ecología, el cambio climático y, sobre todo, la esencia del ser humano. 

La propuesta es visualmente poderosa, con una muy cuidada puesta en escena y una milimetrada selección y caracterización de personajes. Su ausencia de discurso hablado lejos de aburrir, alimenta la reflexión y universaliza su mensaje. Un cortometraje atmosférico e inteligente que grita desde su silencio y despierta la mente inquieta. 

“La habitación de las estrellas” de Ilune Díaz

Una familia se reúne en el hogar rural donde la abuela, muy deteriorada,  sufre enferma y postrada en cama. Los adultos debatirán sobre su posible ingreso y la distribución de tareas de cuidado, lo que despertará las inevitables rencillas. La única niña, en su inocencia, comenzará un juego en complicidad con la anciana que les llevará a buscar las estrellas...

Ilune Díaz llama a las emociones con un cortometraje que no sólo se asienta en la automática empatía que despierta su relato bien construido con un hecho tan inevitable y conocido, sino que sabe mezclar con maestría esa gris realidad con una cierta magia, tan triste como hermosa, que enmarca a la perfección una buena labor de actores, guión y cuidado aspecto visual. 

“Marta no viene a cenar” de Macarena Astorga

Dos amigas se reúnen para cenar y ponerse al día con sus cosas. Una tercera debía aparecer, pero nunca llega. Esto será el pie, el pistoletazo de salida para que ambas comiencen a hablar de la ausente, lo que desatará una cadena de secretos ocultos y confesiones que pondrá la vida de ambas del revés. 

Una cocina, dos actrices en estado de gracia y un guión hilarante en sus giros plagado de un afiladísimo humor negro son todo los que necesita este cortometraje para brillar. Hábil en su crescendo narrativo y la dosificación de la información que va compartiendo entre cómplices confidencias, "Marta no viene a cenar" absorbe la atención del espectador de principio a fin y consigue sorprender y divertir a partes iguales, una delicia. 

"Podéis ir en Paz" de Manuel Aguilar

Una familia se reúne en torno al abuelo en una habitación de hospital. Son las últimas horas del anciano, y no desea sólo la compañía de los suyos, sino regalarles en su despedida, una galería de confesiones personalizadas que le permita partir en paz...

Manuel Aguilar, aún sin separarse de la temática de la muerte, da un giro radical al tono de su anterior proyecto, "Mañana", para regalarnos un corto infectado de ácida comedia y enredo. El cortometraje acierta en cambiar la típica ubicación de las reuniones familiares, subrayando así su humor negro, al trasladarla del hogar  a una habitación de hospital, llenándola de un plantel de actores, en su mayoría solventes (entre los que no podemos dejar de destacar la labor de Itziar Aizpuru y Klara Badiola, estupendas) al servicio de un guión desternillante en sus giros y sorpresas. Sonrisa garantizada. 

"The App" de Julián Merino

Benito es un hombre de gran éxito en lo personal y profesional. Todo ello se lo debe a una aplicación, que desde su smartphone va guiando sus actos. Sin embargo, un buen día, "The App" le dirá que debe lanzarse por el balcón. 

Julián Merino dirige un cortometraje de máxima actualidad que mira de frente a la dependencia de la tecnología y la obsesión del ser humano contemporáneo por la misma. Su relato, de fondo trágico y dramático, pero de directo humor negro, reflexiona sobre la sociedad actual a través de una metáfora que funciona a la perfección pero que tiene un cierto regusto a ya explotada por el cine y las series recientemente, con lo que, pese a su calidad, no reviste demasiada sorpresa. 


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