Valoración: 8/10
Sarah Polley, a quien conocimos como actriz (“Mi vida sin
mí”, “La vida secreta de las palabras”…etc) y que ya nos demostró cómo su buen hacer
cinematográfico se extiende al plano de la dirección con su opera prima “Lejos
de Ella”, que le reportó grandes éxitos y galardones, vuelve a ponerse tras las
cámaras (y tras el guión) con esta película sobre un triángulo amoroso y la
búsqueda del propio yo que le ha permitido colarse en las selecciones oficiales
de festivales como Toronto o San Sebastián.
“Take this Waltz” nos ubica en la intimidad de un
matrimonio en la treintena, formado por Margot (Michelle Williams) y Lou (Seth
Rogen). Se quieren, se complementan, su complicidad es obvia y todo va sobre
ruedas. Pero una tercera figura entrará en sus vidas, Daniel (Luke Kirby), el
nuevo vecino de enfrente, que no tardará en hacerse amigo de Margot y hacer
tambalear todas sus convicciones sobre el amor, su matrimonio y sobre sí misma…
Muchas son las virtudes de esta película sobre personas
comunes, con vidas comunes y problemas comunes. Y quizás la más grande de ellas
es ese factor, lo cercano que consigue la autora que se sienta cada situación,
cada personaje. La empatía del espectador con cuanto le es contado en pantalla
se logra sin grandes artificios y desde poco más adelante del comienzo del
film. El guión realizado por Sarah Polley nos acerca a la intimidad de una
manera raramente utilizada en este tipo de película, a través de los detalles
de la complicidad entre parejas, a través de las hebras que hilan el miedo a la
pérdida, el miedo al fracaso, el pavor a estar desperdiciando la propia vida…
En esta película no encontramos, en la pareja protagonista, grandes y
dramáticos hechos que hagan temblar su felicidad, melodramáticos
acontecimientos que zarandeen sus vidas, sino que nos habla de las pequeñas
grietas, propias o compartidas, que pueden llevar a derrumbarse cualquier
relación asumida como perfecta.
Ninguno de estos positivos resultados serían posibles si
al servicio de ese guión no estuvieran unos actores capaces de darle vida en
cada gesto, cada emoción. Todo el elenco está más que correcto, y su
protagonista, Michelle Williams (“Brokeback Mountain”, “Mi Semana con Marilyn”…)
absolutamente sobresaliente, robando con su interpretación el aliento del espectador,
haciéndole reír, emocionarse y navegar dentro de la mente de su personaje en
largos primeros planos donde sólo su rostro y su mirada lo tienen todo que
decir.
Otro factor muy notable del film es el uso de la música a
lo largo del mismo. Desde el mismo título de la película, claro homenaje a la
canción de Leonard Cohen, hasta los momentos más líricos e impactantes donde
atruenan canciones más que conocidas por la audiencia, pero que en lugar de
distraer la atención logran sintonizar al espectador con el estado de ánimo y
cada ápice de sentimiento de los protagonistas en pantalla.
Una historia sencilla, quizás mil veces contada, pero
retratada, realizada e interpretada en esta película de una forma más que
notable que, sin utilizar los manidos recursos de la comedia romántica ni el
melodrama, consigue hacer sonreír, pensar, y emocionar. Altamente recomendable.
-Enoch-
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