martes, 24 de abril de 2012

Perfect Sense


Valoración: 9/10

David Mackenzie dirige este original film, coproducido por Alemania, Dinamarca y Gran Bretaña, siguiendo el guión de Kim Fupz Aakeson. Una visión innovadora y emocional de un mundo postapocalíptico que sustituye efectos especiales por sentimientos.
Su planteamiento y la calidad final del producto le han reportado diversos reconocimientos por la industria, además de permitido participar en la 59 edición del Festival de Cine de San Sebastián, dentro de la sección de cine culinario y de cuyas proyecciones la audiencia salió con más que un buen sabor de boca.

“Perfect Sense” nos narra una extraña epidemia que provoca que la humanidad, en total sincronía, vaya perdiendo, una a una, sus capacidades sensoriales. La vista, el gusto, el oído… todo va desapareciendo, poniendo a prueba la capacidad de adaptación de cada hombre y mujer, en un mundo que cambia al ritmo mismo de la epidemia. En tal torbellino los dos personajes protagonistas entran en contacto. Él, Michael (un chef) y ella, Susan (Eva Green), una científica que investiga el virus en cuestión , están condenados a enamorarse en una época en la que todo es pérdida…

La cuidadosa elección de los prismas desde los que se narra la historia, por un lado la analítica y fría ciencia y por otro la ductilidad del restaurante donde Michael trabaja, que trata de adaptarse a un nuevo mundo cada vez que sus clientes pierden un sentido, tejen un hilo argumental aderezado con una historia de amor imposible en un mundo imposible donde lo factible no está fuera de lugar cuando la voluntad está más allá de lo físico y empírico.

El elenco protagonista, tanto McGregor como Green, así como la galería de secundarios (destacando a  Stephen Dillane y Connie Nielsen, entre otros)  están más que correctos y saben transmitir, al servicio del guión, el drama que viven en esta espiral de pérdida y llegar hasta la audiencia empatizando con su desgracia.

La película puede sentirse austera, puede sentirse sombría, pero los recursos elegidos para transmitir el camino a la nada son, además de sutiles, altamente efectivos, originales y atractivos, hipnóticos incluso convirtiendo ese apocalipsis no sólo en una experiencia sensorial para sus protagonistas, sino para todos aquellos que visitan su historia en las salas de cine.

Interesante por lo que cuenta, apasionante por cómo lo cuenta. Una pequeña gran joya del celuloide. Altamente recomendable.

-Enoch-

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