"La porte est en dedans" diría el Abad Gillard en cuanto a la búsqueda del Grial, que no es otra que la búsqueda de la eterna vida y verdad, la paz del otro mundo.
En un lugar de ensueño, entre montes y bosques mágicos, entre brumas (como debe de ser), iluminado por la luz irreal del amanecer, se encuentra la puerta entre los dos mundos. Tyr na nog nos llama con fuerza en estas tierras hechas para comprender la hilatura del mundo.
¿Qué importa que se trate de una increíble campaña de venta de parajes turísticos, algo que saben explotar en Francia como en ningún otro pais del mundo?
Lo cierto, es que en el silencio de las primeras horas del día, o en el inconmensurable atardecer en el "Espejo de las Hadas", junto al "Valle sin Retorno", poco importa lo que te hayan dicho, lo que intenten decirte. No importa siquiera si realmente Avalon estaba allí, como sin duda afirma J. Markale en sus numerosas y bien documentadas publicaciones, pues la magia se puede beber alli, en Barenton, donde Merlín cayó preso del amor de Viviana, o en la fuente de la Juventud, donde la vida se alarga por el mero hecho de conocer tanta belleza.
¿Qué importa incluso (como historiadora de vocación) que un simple megalito, reducido al terrible salvajismo de tres piedras ultrajadas, emule la tumba del Merlín de la Bretaña? No lo hace, porque allí está el misterio de los dos mundos, de la vida misma, de la cordura de la existencia. La esencia del viaje.
Cuentan con orgullo que allí está enterrado el Merlín, y hasta allí se dirigen las personas en peregrinaje para confiarle sus cuitas y sus deseos, su dolor y para agradecerle los favores otorgados. Sobre su tumba hay coronas de flores, tributos sencillos, oraciones escritas en pequeños papeles que se cuelan como si de un Muro de las Lamentaciones celta se tratase.
Cuentan las leyendas que la tumba del Merlín es una de la puerta hacia el otro mundo. Pues bien, yo he estado allí, y sé positivamente que lo es. no hace falta ninguna prueba material o física. La puerta está allí, y quien quiera oir la llamada, la escuchará, pues es profunda y retumba con la voz de la tierra misma.
Cuentan también, que en ese mismo Espejo de las Hadas, estanque profundo, sueño de un valle perfecto, es donde Morgana podía ver el futuro reflejado, el presente cualquiera que fuese el lugar donde se desarrollase y el pasado, que le daba la sabiduría que le hizo engañar al mismísimo Merlín, dos caras de la misma moneda.
Y ese valle, segun muchos Sin Retorno, era donde ella misma, Morgana, (hay que ver qué mala!!!!!) encerraba a los amantes infieles, haciéndoles vivir en un paraíso de gula, lujuria y alcohol. la ceguera de sus deslealtades les hacía ver pabellones dorados donde solo había tiendas maltrechas, y dulces doncellas que Morgana enviaba en forma de viejas arrugadas, y dulces manjares que en realidad no eran sino pan y agua. De este modo pagaba con su misma moneda a aquellos maravillosos caballeros, que en cada una de sus aventuras rescataban a una indefensa doncella, más indefensa aún cuando caían en sus caballerescos brazos.
Dicen que el único que escapó fue Lancelot, por su perfecto amor hacia Ginebra (¿Arturo?). El que quiera que se lo crea. Finalmente Morgana le dio también lo que merecía lanzándolo a los brazos de una inflexible Elena.
Perdón, que me desvío.
Simplemente no puedo dejar de recomendar una visita a este paraje mágico, al que si acudís con el alma lo suficientemente abierta, os mostrará la puerta más deseada.
No lo olvidéis: La porte est en dedans (la puerta está dentro).
En un lugar de ensueño, entre montes y bosques mágicos, entre brumas (como debe de ser), iluminado por la luz irreal del amanecer, se encuentra la puerta entre los dos mundos. Tyr na nog nos llama con fuerza en estas tierras hechas para comprender la hilatura del mundo.
¿Qué importa que se trate de una increíble campaña de venta de parajes turísticos, algo que saben explotar en Francia como en ningún otro pais del mundo?
Lo cierto, es que en el silencio de las primeras horas del día, o en el inconmensurable atardecer en el "Espejo de las Hadas", junto al "Valle sin Retorno", poco importa lo que te hayan dicho, lo que intenten decirte. No importa siquiera si realmente Avalon estaba allí, como sin duda afirma J. Markale en sus numerosas y bien documentadas publicaciones, pues la magia se puede beber alli, en Barenton, donde Merlín cayó preso del amor de Viviana, o en la fuente de la Juventud, donde la vida se alarga por el mero hecho de conocer tanta belleza.
¿Qué importa incluso (como historiadora de vocación) que un simple megalito, reducido al terrible salvajismo de tres piedras ultrajadas, emule la tumba del Merlín de la Bretaña? No lo hace, porque allí está el misterio de los dos mundos, de la vida misma, de la cordura de la existencia. La esencia del viaje.
Cuentan con orgullo que allí está enterrado el Merlín, y hasta allí se dirigen las personas en peregrinaje para confiarle sus cuitas y sus deseos, su dolor y para agradecerle los favores otorgados. Sobre su tumba hay coronas de flores, tributos sencillos, oraciones escritas en pequeños papeles que se cuelan como si de un Muro de las Lamentaciones celta se tratase.
Cuentan las leyendas que la tumba del Merlín es una de la puerta hacia el otro mundo. Pues bien, yo he estado allí, y sé positivamente que lo es. no hace falta ninguna prueba material o física. La puerta está allí, y quien quiera oir la llamada, la escuchará, pues es profunda y retumba con la voz de la tierra misma.
Cuentan también, que en ese mismo Espejo de las Hadas, estanque profundo, sueño de un valle perfecto, es donde Morgana podía ver el futuro reflejado, el presente cualquiera que fuese el lugar donde se desarrollase y el pasado, que le daba la sabiduría que le hizo engañar al mismísimo Merlín, dos caras de la misma moneda.
Y ese valle, segun muchos Sin Retorno, era donde ella misma, Morgana, (hay que ver qué mala!!!!!) encerraba a los amantes infieles, haciéndoles vivir en un paraíso de gula, lujuria y alcohol. la ceguera de sus deslealtades les hacía ver pabellones dorados donde solo había tiendas maltrechas, y dulces doncellas que Morgana enviaba en forma de viejas arrugadas, y dulces manjares que en realidad no eran sino pan y agua. De este modo pagaba con su misma moneda a aquellos maravillosos caballeros, que en cada una de sus aventuras rescataban a una indefensa doncella, más indefensa aún cuando caían en sus caballerescos brazos.
Dicen que el único que escapó fue Lancelot, por su perfecto amor hacia Ginebra (¿Arturo?). El que quiera que se lo crea. Finalmente Morgana le dio también lo que merecía lanzándolo a los brazos de una inflexible Elena.
Perdón, que me desvío.
Simplemente no puedo dejar de recomendar una visita a este paraje mágico, al que si acudís con el alma lo suficientemente abierta, os mostrará la puerta más deseada.
No lo olvidéis: La porte est en dedans (la puerta está dentro).
Màire.
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